LA FORMA ES FONDO
Por Miguel Ángel

En política, como en pocas actividades de la vida pública, existen actos y obras que pintan de cuerpo entero a líderes y gobernantes.

La grandeza, valentía o mezquindad de los personajes de la historia se ve retratada en momentos sublimes o en episodios de crisis. “En política, la forma es fondo”, sentencia una frase atribuida al legendario estadista mexicano Jesús Reyes Heroles.

En estos momentos, México enfrenta una seria crisis en su relación con el gobierno de los Estados Unidos; más específicamente con el presidente Donald Trump.

El gobierno mexicano está buscando los canales diplomáticos para enfrentar la amenaza del mandatario norteamericano en el sentido de imponer un arancel del 5 por ciento a todos los productos mexicanos comercializados en el vecino país, en supuesta represalia ante lo que considera la nula acción del Estado mexicano para frenar la ola migratoria proveniente de Centroamérica y otros territorios, así como en el combate al tráfico de drogas.

Hasta el momento, los esfuerzos de la delegación encabezada por el canciller Marcelo Ebrard han sido poco fructíferos, enfrentando incluso las burlas del presidente Trump a través de mensajes en su cuenta de Twitter.

El comportamiento de Trump es propio de un bully: acosa, amenaza, ridiculiza a sus contrapartes. Es evidente que se trata de actos de provocación con fines propagandísticos con miras a su campaña por la reelección en 2020. Trump es sin duda un personaje bizarro y vulgar, pero tampoco hay que menospreciar el respaldo que su estilo bravucón tiene entre amplios sectores de la derecha norteamericana.

La respuesta del Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a los embates de su colega norteamericano dan lugar a un amplía interpretación. De entrada ha evadido la confrontación directa, hecho que sus seguidores han ponderado cómo un acto de prudencia ante las provocaciones del vecino del norte.

Sin embargo, a la par de este episodio, López Obrador ha manifestado su intención de mantenerse al margen de participar en otros espacios de nivel internacional. Provocó controversia su anuncio en el sentido de no asistir a la cumbre del G-20, a celebrarse a finales del presente mes en Osaka, Japón, argumentando la poca utilidad de dicho encuentro en función de lo que él considera como las “prioridades nacionales”. López Obrador insiste en sostener la idea de que “la mejor política exterior es atender la política interior”.

Hay que señalar que al igual que Trump, López Obrador se encuentra inmerso desde el inicio de su mandato en una agenda proselitista. El Presidente mexicano anda en campaña y la lógica de la mayoría de sus acciones de gobierno y su discurso apuntan en ese sentido. Aunque ha asegurado que no busca reelegirse, López Obrador determinó someter a consulta su permanencia o revocación en el mandato en 2021; además de que sigue echándose a cuestas el hecho de ser el principal activo electoral de su partido, Morena -si no es que el único-, como quedó demostrado en la jornada electoral del pasado fin de semana.

Por eso es de llamar la atención que mientras México atraviesa una confrontación comercial y migratoria con el país más poderoso del mundo, su vecino y socio comercial más importante, la respuesta de López Obrador sea convocar a un “acto de unidad” en la fronteriza ciudad de Tijuana, Baja California, invitando a todos los sectores de la sociedad mexicana a participar “en la defensa de la dignidad de México y en favor de la amistad con los Estados Unidos”.

Es evidente que el acto de referencia no va dirigido a buscar un cambio en la actitud del Presidente Trump: de hecho es previsible que se responderá con atronadoras burlas por parte del ricachón gobernante a través de su cuenta de Twitter.

Lo que habría que cuestionarse es si es pertinente que el Presidente López Obrador conteste a estos ataques organizando un matraquero evento masivo que sin duda, más allá del respaldo a México, terminará siendo un acto de respaldo a López Obrador y a su proyecto de la denominada Cuarta Transformación, mientras continúa menospreciando su participación en foros internacionales.

¿No tendría más sentido e impacto buscar aliados internacionales contra las bravatas de Trump? ¿Duda el Presidente mexicano de su propia capacidad para atraer apoyo internacional a su causa?

Esperemos que en el llamado “acto de unidad” haya espacio para anuncios específicos en materia de política migratoria y medidas compensatorias para atemperar el daño se la eventual imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas hacia la Unión Americana.

De lo contrario, AMLO desperdiciaría una nueva oportunidad para mostrarse como un estadista y no como el coordinador de su interminable campaña electorera.

Ahora, más que nunca, en política la forma pondrá en evidencia el fondo.

Veremos y comentaremos.

Twitter: @miguelisidro

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