Por José Luis Garcitapia

Lejos de reconocer la crisis de violencia que vive Morelos y la ola de femenicidios que se ha registrado en los últimos meses, el gobierno de Cuauhtémoc Blanco se ha dedicado, a través de una decenas de páginas de Facebook pagadas con recursos públicos, a descalificar el legítimo reclamo de las y los morelenses y la sociedad civil organizada, que exigen una vida libre de violencia.

Los más de 1,000 homicidios dolosos y más de 70 femenicidios, aunque la Fiscalía General de Justicia sólo reconozca 17 en su afan de negar que la existencia de una violencia de género creciente y sangrienta, no son fake news ni forman parte de una campaña perversa de desprestigio en contra del nuevo gobierno, no.

Son resultado de la inexistente estrategia de prevención y combate a la delincuencia, pero también de la falta de compromiso con Morelos y las mujeres de quien siendo electo gobernador se ha negado ha asumir su responsabilidad constitucional. También, de una cultura machista y misógina, que florece con la impunidad y el silencio de muchos.

Hoy Morelos ocupa el segundo lugar nacional en incidencia de feminicidios y desde hace algunos años se aplica la Alerta de Violencia de Género en ocho municipios, aunque podría darse casi todos.

Las manifestaciones de inconformidad y reclamo a la autoridad, actual y anteriores, son justas, legítimas y un derecho constitucional, sin importan quién o quiénes participen en ellas.

Las estadísticas de violencia e inseguridad, frías como son, pero sobre todo los nombres, ahí están y muestran nuestra realidad.

Por tanto, descalificar estas manifestaciones de inconformidad es grave, pero aún más grave cuando las descalifaciones vienen desde la autoridad y son financiadas con recursos públicos.

@PepeGarcitapia

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