Perspectiva Electoral

Por Marcos Pineda

En Morelos, Morena no es el partido en el poder. Es un aliado. Aliado del Partido Encuentro Social, el PES, aliado de Cuauhtémoc Blanco y de Hugo Éric Flores, quienes tienen de encargado de la operación política a Jorge Argüelles, a quien impusieron como presidente local, por encima de los fundadores y líderes locales de ese partido.

Ante las escasas probabilidades de que el PES pudiera sobrevivir como partido político local y como partido político nacional en las próximas elecciones, urdieron un maquiavélico plan para reformar las leyes electorales locales y así estar en condiciones de ventaja por sobre los demás institutos partidarios.

A principios de junio de este año el Congreso local aprobó una reforma electoral, bajo esa cuestionable mayoría calificada de 13 de 20 votos, con la que permitirían que el PES se pudiera aliar con otros partidos políticos, pudieran reelegirse los diputados y presidentes municipales, bajo condiciones menos estrictas, se incrementara el número de diputaciones disponibles y se integraran criterios de inclusión de las comunidades con población mayoritariamente indígena, que harían más compleja todavía la integración de fórmulas y planillas, además de lo que ya de por sí es complicado, bajo las normas de paridad de género.

Por supuesto que los partidos políticos afectados se opusieron y la mayoría de los cabildos no aprobó que llevara a cabo la reforma, que de todas maneras fue publicada en la gaceta oficial, lo que generó muchas inconformidades más. Muy a la mala, haciendo el Ejecutivo gala de abuso de poder, queriendo beneficiar a su partido político, el PES, del control que tiene en el Congreso local, encontró resistencias que no pudo vencer.

La reforma no pasó. Y la SCJN le puso ya la cereza al pastel: anuló en su totalidad el decreto 690  por el que se adicionaban y derogaban diversas disposiciones del Código de Instituciones y Procedimientos Electorales para el Estado de Morelos y de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Además de la vergüenza por la pifia cometida en el Legislativo al haber incumplido en los tiempos establecidos para llevar a cabo reformas electorales, la crítica al partido en el poder, el Partido Encuentro Social, por tan burda manera de tratar de torcer la ley electoral, hay que sumarle ahora la desventaja comparativa que tendrá en las próximas elecciones.

La cantidad de diputados plurinominales a repartir seguirá siendo de 8 y los distritos electorales, 12. Los principios de paridad de género serán también los mismos que aplicó el Impepac para la elección del 2018. Y el porcentaje para acceder a las plurinominales y conservar el registro será de 3% y no 4, como lo planteaba la reforma y no habrá candidaturas reservadas para las comunidades mayormente indígenas.

El marco legal electoral para las elecciones del 2021 será el mismo que el de la anterior elección. No le salió la jugada al PES, tendrá irremediablemente que vérselas solo en la elecciones, además de cargar con el descrédito de haber intentado obtener ventajas moralmente indebidas.

Para iniciados

Nada tiene qué hacer el gobierno estatal promoviendo la firma de pactos o convenios en materia electoral. Su función está tan plenamente delimitada como la de los órganos electorales, que gozan al menos teóricamente de plena autonomía. Al gobierno únicamente le corresponde asignar y garantizar que el Ople cuente con los recursos necesarios. Y eso no requiere del lucimiento de ningún funcionario, cómo Pablo Ojeda, promoviendo pactos, acuerdos o convenios, sin fundamento alguno, más que la intención de meter las manos en el proceso electoral. Mal harían las fuerzas políticas y los órganos electorales si permiten la intromisión del gobierno en las elecciones.

Excelente martes.

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