Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Los movimientos y acuerdos de última hora, las conveniencias y promesas, las cercanías y reconciliaciones, elección tras elección, nos traen sorpresas. Hace no más de 24 horas ya daban por amarrados los acuerdos en el PAN para la distribución de candidaturas, argumentando que todo estaba sólido y avalado por su dirigencia nacional, cuando comienza a filtrarse la salida de Javier Bolaños del PAN.
Si se confirma el abandono del barco panista de Bolaños Aguilar, los acuerdos a los que llegaron en días pasados, para que encabezara la candidatura por uno de los dos distritos locales de Cuernavaca, quedarían sin efecto y tendrían que replantearse las propuestas de candidatos. En su lugar, tendría que llegar otro hombre, ya que, para cumplir con las normas electorales vigentes, el PAN contempla para el distrito uno hombre, una mujer para el dos y un indígena para el tercero, y los demás distritos, por el estilo, porque así es como pueden cumplir con las reglas actuales. Puede reacomodarse la distribución en todos los distritos, pero no deben dejar de cumplir con las cuotas que establece la norma, ya que en tribunales les corregirían la plana.
Ahora bien, ¿Qué consecuencias tendría la salida de Javier Bolaños?
Para responder esa pregunta hay que revisar quién fue Javier Edmundo Bolaños Aguilar, quién es ahora y qué rentabilidad electoral representa en la actualidad. Veracruzano de origen, Bolaños nació el 20 de mayo de 1965. Ingeniero de profesión, se especializó en temas hidráulicos, y tuvo sus primeros cargos públicos en el Estado de México y Puebla. Eso le valió para llegar al estado de Morelos en 1997, junto con los demás colaboradores de Sergio Estrada, a los que llamaron “la legión extranjera”. Se convirtió en panista, de esos a los que se referían en su época más bien como neopanistas. Ocupó la dirección del SAPAC, fue dos veces diputado federal, una vez plurinominal y la otra por mayoría, y una vez diputado local.
Después de esos días de gloria, Bolaños supo lo que significaba la derrota en las urnas, en las dos últimas elecciones, aunque no hizo un mal papel y hasta se llegó a pensar que podría ser un candidato competitivo para la presidencia municipal.
Hace poco, cuando no había señales todavía de que la actual dirigencia local panista estuviera dispuesta a abrir espacios a los ajenos a su círculo cercano, Bolaños, junto con Juan Pablo Adame Alemán, hijo del exgobernador Marco Adame Castillo, se reunieron públicamente con los dirigentes del PES. La jugada le resultó bien a Bolaños, porque tras ese calambre comenzaron a conversar y llegaron a acuerdos. Bolaños iría a una diputación por Cuernavaca.
¿Y ahora qué pasará? Lo hemos medido en las últimas elecciones en las encuestas de Consulting & Research, junto con los personajes contra los que ha competido. Y lo que encontramos en cada elección es que su fortaleza electoral proviene del PAN, no de sí mismo. El 80% de la intención de voto por sus candidaturas corresponde a los votantes que simpatizan con Acción Nacional. Y no pudo convencer en campaña a los indecisos necesarios para ganar, que terminaron votando por otros candidatos. En otras palabras, si se va Bolaños del PAN, su potencial electoral se reduciría drásticamente, quizá hasta un 80%. Y si sale como candidato, por ejemplo, de un partido de nueva creación, que podría ser Fuerza Social por México, acompañando la posible candidatura de Sergio Estrada, sus posibilidades de ganar, sin las siglas del PAN, serían muy bajas.

Y para iniciados
Los partidos de nueva creación, los no tan nuevos y los llamados partidos tradicionales, han sostenido, ya hasta el cansancio, que no llevarán como candidatos a personajes con mala fama pública, con antecedentes oscuros o que se presuma de ellos ligas con intereses perversos. Al contrario, afirman que darán oportunidad a rostros nuevos, jóvenes y mujeres, sin cola que les pisen. Vamos a ver si es cierto, cuando los nombres comiencen a circular.
Excelente jueves.
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