por Marcos Pineda Godoy
La discusión sobre el paso por completo de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, al interior del amurallado recinto Legislativo del Senado de la República, se prolongó hasta la madrugada de hoy. Senadoras y senadores no lograron dirimir las diferencias sobre la manera de entender la iniciativa presidencial para reformar la Constitución, aferrándose a las posturas, previamente anunciadas, según su adscripción y sus lealtades políticas.
Fue muy interesante escuchar los posicionamientos a favor y en contra, tanto los de forma como los de fondo, así como las críticas a la manera en que los partidos oficialistas consiguieron la mayoría calificada en la cámara alta.
Del lado del oficialismo, sostuvieron que no es cierto que con esta reforma se militarice la seguridad pública, porque, a pesar de que todos los demás mandos sean castrenses, el más alto corresponderá a un civil, o sea, al presidente o presidenta de la República.
Que el origen militar de los miembros de la Guardia Nacional tampoco es problema debido a que contarán con formación policial. Que la seguridad pública es un asunto de Estado, reconociendo, algunos de Morena, como Saúl Monreal Ávila, hermano del diputado federal de nombre Ricardo, que se vive en México una crisis en la materia, y la institución que mejor puede enfrentarla es, precisamente, la Secretaría de la Defensa Nacional. Adán Augusto López Hernández de plano aseveró que las policías estatales y municipales no funcionan.
Finalmente, que recibieron el mandato mayoritario de los mexicanos el pasado dos de junio para votar a favor de la iniciativa presidencial, porque eso es lo que quiere el pueblo y ellos van a cumplirlo.
Los opositores, por su lado, argumentaron sobre las falacias de los planteamientos oficialistas, comenzando por la negativa a reconocer la legalización constitucionalizada de la militarización de la seguridad pública, porque en los hechos ya es una realidad. Si se aceptara como válido el argumento de que la Guardia Nacional es civil porque el presidente o presidenta es civil, como expuso Luis Donaldo Colosio Riojas, tendría que aceptarse también que el Ejército, la Marina Armada y la Fuerza Aérea son corporaciones civiles. Y eso es totalmente absurdo.
Reprocharon que el presidente de la República se había comprometido a regresar a sus cuarteles a los militares y a fortalecer a las policías civiles en las entidades federativas y los municipios. Y no lo cumplió, sino todo lo contrario, se propuso hacer de la presencia militar en las calles un hecho permanente, además de darles mayores facultades, incluida la investigación de delitos. Recriminaron a senadoras y senadores oficialistas que antes de iniciar el sexenio se oponían rotundamente al uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, pues, la formación militar es para la defensa de la soberanía y la seguridad nacional, para defender a México de amenazas externas y no para la seguridad interior, que debería corresponder a cuerpos civiles.
Algunos senadores y algunas senadoras opositores rebatieron el supuesto mandato popular mayoritario, producto de los pasados comicios parlamentarios y presidenciales, porque, con todo y como se distribuyeron los escaños, el pueblo no otorgó la mayoría calificada para que pudieran aprobar las reformas constitucionales por su entera cuenta, sino que la consiguieron artificialmente, mediante cuestionables adhesiones de tres senadores, antes opositores, destacando el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez.
Y para iniciados:
A las seis con tres de la mañana, la reforma fue aprobada en lo general, con mayoría calificada. 86 votos a favor y 42 en contra. Acto seguido las reservas fueron desechadas por la mayoría oficialista, como se esperaba, sin que se diera paso a la discusión sobre las mismas y se procedió a la siguiente votación, aprobándose, en fast track, a las 6:28, con los mismos resultados. Ningún argumento, ninguna reflexión hizo a nadie cambiar de opinión. Al contrario, hubo hasta una senadora quien aseveró que no era militarización, sino ¡¡¡ciudadanización!!!, por parte del mejor presidente que ha tenido México. Con todo ello vale la pena preguntarnos si lo que ganó hoy en el Congreso fue la razón y la democracia o la lealtad y la sumisión. Ya es un hecho, la Guardia Nacional constitucionalmente pasa a formar parte por completo de la Secretaría de la Defensa Nacional, con mandos militares, con excepción del presidente o presidenta de la República.
La información es PODER!!!