Mario Luis Salgado electo…

El Consejo Estatal del Partido Nueva Alianza Morelos, eligió al nuevo Comité de Dirección Estatal, el cual presidirá el Prof. Mario Luis Salgado Salgado.

En Sesión Extraordinaria, el día 3 de mayo del presente, el Consejo eligió también en los siguientes cargos a: Violeta Campos Alvear como secretaria general; coordinador político electoral; Alfredo Serna Hernández coordinador de finanzas; Yaneth Quintana Sánchez coordinadora del vinculación; Amadea Alarcón Domínguez coordinadora de gestión institucional; Kenia Lugo Delgado, coordinadora de asuntos jurídicos y Elias Uribe Melgoza coordinador de comunicación social.

En su mensaje, Salgado Salgado llamó a la militancia del partido a sumarse con decisión para enfrentar las tareas rumbo al proceso electoral del 2024 y auguró el éxito en los resultados que aspiran obtener, pues con disciplina y trabajo se alcanzaran los objetivos, apuntó.

Presentes en este Consejo como invitados de honor los aliancistas distinguidos Joel Sánchez Velez y Manuel Jesús Tzab Castro, Raul Tejeda Iglesias, así como los integrantes salientes del Comité de Dirección Estatal encabezado por Zitlally Suárez Durán.

Asimismo, estuvo presente el presidente de la Comisión Estatal de Elecciones Internas Sergio Villegas Becerril, así como el Coordinador Electoral de Fuerza Turquesa Marco Alberto Macias Iglesias, quien realizó la toma de protesta de los nuevos dirigentes aliancistas.

COMITÉ DE DIRECCIÓN ESTATAL DE NUEVA ALIANZA MORELOS

NO. NOMBRE CARGO

  1. Mario Luis Salgado Salgado Presidente
  2. Violeta Campos Alvear Secretaria General
  3. Eduardo López Landa Coordinación Ejecutiva Político – Electoral
  4. Alfredo Serna Hernández Coordinación Ejecutiva de Finanzas
  5. Yaneth Quintero Sánchez Coordinación Ejecutiva de Vinculación
  6. María Amadea Alarcón Domínguez Coordinación Ejecutiva de Gestión Institucional
  7. Kenia Lugo Delgado Coordinación Ejecutiva de Asuntos Jurídicos
  8. Elías Uribe Melgoza Coordinación Ejecutiva de Comunicación Social

Contraste moral

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

En múltiples ocasiones hemos escuchado al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, criticar y condenar, con dureza, a quienes él considera que han actuado inmoralmente. Retomando literalmente las palabras que repite cual guion: “puede que sea legal, pero, a todas luces, es inmoral”.

Y si “moral” no es un “árbol que da moras”, como ironizaba Gonzalo N. Santos, entonces ¿qué sí es la moral y cuándo puede decirse que alguien la ha contravenido? El concepto de moral se funda en la condición o acción de acuerdo con los parámetros de lo bueno y lo malo. Por supuesto, ha sido discutido a lo largo de la historia, sin que los axiólogos hayan podido definir algún tipo de lista de valores morales, universalmente aceptados.

Eso se debe a que la concepción de lo bueno y lo malo ha dependido de las diferentes culturas y sus épocas. Lo que para ciertos pueblos antes podía ser considerado bueno, como los sacrificios humanos para ofrendar a los dioses, en la época prehispánica, por ejemplo, hoy es considerado malo, totalmente inaceptable.

Entonces, en nuestros días, el concepto de inmoralidad puede ser aplicado a los actos que no siguen o contravienen las conductas que entendemos como buenas, las establecidas en la cultura actual. Y en ese sentido, representan faltas de respeto, ya sea a un individuo o a alguna comunidad, cuestión que resulta reprobable.

Y ese es precisamente el sentido de las condenas que ha hecho López Obrador contra quienes han actuado con amiguismo o compadrazgo para beneficiarse de negocios hechos con los gobiernos. Ha sido implacable al señalar públicamente a quienes ve como sus adversarios. Luego de las mañaneras, los mencionados son fustigados en las redes sociales, sea por gente real o por bots, pero vaya que les va muy mal en su imagen pública.

Y me parece muy bien que lo haga, que si hay elementos, bases, fundamentos sólidos para evidenciar a quienes valiéndose de inmoralidades hayan lucrado en alguna forma, porque eso también es corrupción, aunque no corrupción legalmente sancionada, sí es corrupción moral. Sin embargo, las palabras de AMLO contrastan consigo mismas, una y otra vez.

Son ya varios casos de sus familiares y amigos que han sido expuestos a la opinión pública a lo largo de su gobierno. En todos ellos, Andrés Manuel ha desviado la atención y les ha restado importancia. Además de que, en los casos de presuntas violaciones a la ley, a ninguno se ha sancionado jurídicamente. El más reciente es el de los amigos de sus hijos, beneficiarios de contratos millonarios, empleos muy bien pagados en el gobierno federal y hasta cargos en el partido político del presidente, en Morena.

Las revelaciones de tales casos, hechas por medios de comunicación a quienes tanto ataca el presidente, encima de haber sido documentadas, ya las han confirmado reconocidos morenistas. No se trata de desinformación, no son fake news. Ni el propio presidente las ha negado.

Mejor, ahora repitió el cuestionamiento con que defendió los viajes familiares, internacionales, con costo millonario que el secretario de la defensa cargó al presupuesto: ¿Y cuál es el problema?, espetó. Lo mismo respecto a los negocios con el gobierno de los amigos de sus hijos. Vaya contraste moral.

A usted, en lo particular, ¿le parece correcto que el presidente señale y fustigue a los demás, pero pase por alto lo que hacen sus cercanos?

Y para iniciados

Llevo muchos años conversando con gente dedicada a diversas actividades en Morelos. Debido a la oportunidad que tengo de acceso a los medios de comunicación escucho sus denuncias y quejas sobre diferentes temas. Pero nunca, en más de 20 años de ejercicio periodístico, había recibido tantas quejas y tan seguidas sobre el grave estado de la seguridad en Cuernavaca y en el estado de Morelos. En general, encuentro a la gente decepcionada, con temor hasta de salir a la calle. Ya no le creen ni a las autoridades locales, ni a las federales. La realidad que vivimos supera cualquier discurso y no da lugar a las excusas o justificaciones de las autoridades.

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Libertad en peligro

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida por sus siglas como UNESCO, instituyó en 1993 el Día Mundial de la Libertad de Prensa, motivada porque esta libertad, junto con la de expresión, constituyen el núcleo de su inspiración y mandato. La UNESCO sostiene, y coincidimos con ella, en que solamente es posible concebir la paz duradera y el entendimiento mutuo si estas libertades son promovidas y respetadas.

Cada tres de mayo miles de voces el en mundo se suman para celebrar, pero también para hacer un alto en el camino y evaluar cuál es el estado en el que se encuentra la libertad de prensa en cada país y región, para defender a los medios de comunicación de los ataques que se producen en su contra, señalar a los detractores de estos principios fundamentales de la democracia y homenajear a los periodistas que han sido víctimas de agresiones, perdiendo incluso la vida, en el ejercicio de su labor profesional, comprometida con la búsqueda y difusión de la verdad. De esas verdades que los gobiernos y los políticos autoritarios se esmeran en esconder o maquillar.

El pluralismo y la independencia de los medios de comunicación son dos valores sin los que no es posible construir un trabajo profesional, objetivo y socialmente útil. En nuestros días y en nuestro país, los ataques y las violaciones a la libertad de prensa, todo lo contrario de haber desaparecido o haberse reducido se han incrementado. Y lo han hecho desde la cúspide del poder político. El tres de mayo es una oportunidad para denunciarlo, para hacerlo saber a los ciudadanos.

Un ejemplo muy claro es que el día de hoy, hasta escribir estas líneas, en la mañanera, ni el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ni la responsable de la sección que han denominado como “las mentiras de la semana”, Elizabeth García Vilchis, más allá del desdén, por no haber dicho ni una sola palabra sobre esta conmemoración internacional, se dedicaron otra vez a señalar, calumniar y denostar a los medios de comunicación que publican información incómoda para su gobierno.

Con el tiempo nos ha ido quedando claro que los ataques del presidente a los medios de comunicación no son una ocurrencia pasajera, sino una política de carácter permanente, parte de su estrategia mediática, que busca desprestigiar a medios y periodistas, restar credibilidad a quienes se atreven a decir la verdad, a investigar y denunciar. Por supuesto, para victimizarse y evadir su responsabilidad de responder a los cuestionamientos sobre las opacidades y corruptelas que han sido descubiertas en su gobierno.

Hoy, tres de mayo, ya que el presidente no lo recordó, hay que decírselo: no ha cumplido con su compromiso de respetar la libertad de prensa. Todo gobierno que se precie de ser democrático está obligado a no violentar la libre expresión ni la difusión plural. Insiste, diariamente, en fustigar a medios y comunicadores, aprovechando su privilegiada posición, cual tirano intocable.

Por supuesto, también es un día propicio para reflexionar sobre la ética profesional, porque también sigue habiendo medios y periodistas que se prestan o se venden a intereses ajenos y hasta perniciosos para el propio ejercicio de su profesión. Y que muy lejos de contribuir al respeto a la libertad de prensa, le hacen el juego al poder. ¿Se vale tomar partido? Sí se vale. Lo que no se vale es simular. Hoy digamos a todos aquellos medios y comunicadores libres, que no son esclavos de

Cuestión de imagen

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Hace unos días tuve la oportunidad de dar una plática sobre qué son y para qué sirven las encuestas, así como de los diferentes tipos y metodologías que se emplean en su elaboración. Al finalizar la presentación inicial, los muy amables asistentes me hicieron diversas preguntas, entre las que quiero rescatar hoy una en lo particular.

¿Qué tan confiables son las encuestas hechas en redes sociales? La respuesta fue que depende. Sí, depende de para qué se quieran, qué es lo que se trate de averiguar, la intención con la que se realizan, cómo estén elaboradas y demás. Sin embargo, en temas electorales, los que sin duda estarán de moda en estos meses y el próximo año, sí debemos tener claro que son las menos confiables, principalmente por razones técnicas, pero también porque suelen ser utilizadas no para saber, sino para promocionar, siendo a veces manipuladas a través de lo que conocemos como bots o cuentas falsas. Por eso, es que usted encuentra tantas diferencias de resultados entre una y otra de las que ve publicadas.

Si se hacen como ejercicios para darnos una idea sobre algún tema en particular y cuyos resultados van apareciendo en tiempo real, como en las de Twitter, son interesantes y hasta divertidas. Pero mucho ojo, sus resultados no pueden ser extrapolados al total de la población, sino solamente como la opinión de las personas que las vieron y decidieron emitir un voto, sin que puedan ser consideradas como representativas. Tienen muchas limitaciones.

Sí nos dan una idea clara sobre qué opinan nuestros seguidores en redes. Pero, pensar que nuestros seguidores representan el pensar de la población, es algo que se asemeja a la soberbia.

Estando consciente de lo anterior, comencé una serie de ejercicios en Twitter, al margen de las encuestas técnica y científicamente bien cuidadas, para saber la opinión de mis seguidores sobre la imagen de algunas personas que podrían ser candidatas o candidatos a algún puesto de elección popular, el próximo año.

En la primera pregunté, si hubiese una catástrofe y solamente pudiera elegirse a un político morelense para formar parte de los sobrevivientes, ¿cuál de las siguientes personas preferirías que se salve? Como Twitter solamente permite cuatro posibles respuestas (esta es una de las limitaciones que comenté arriba) elegí a dos mujeres y a dos hombres.

Con base en el Tracking Poll, esa sí, una encuesta con todo el rigor metodológico que se requiere, seleccioné a los dos que, por parte de los varones, salen como los mejor calificados para encabezar una posible alianza opositora, a la mujer que encabeza las preferencias entre las mujeres, por Morena, y a la que las encabeza por parte de la oposición: José Luis Urióstegui Salgado, Ángel García Yáñez, Margarita González Saravia y Laura Ocampo Gutiérrez, respectivamente.

A lo largo de las 24 horas en que estuvo disponible la votación libre y secreta en Twitter los resultados fueron variando, aunque buena parte del tiempo Margarita Saravia estuvo al frente. No obstante, en cuestión de unas horas, quienes votaron a favor de Laura Ocampo dieron la vuelta a los resultados.

A final, Laura Ocampo obtuvo 45% a su favor, Margarita Saravia el 27%, José Luis Urióstegui con el 15% y Ángel García el 13%. ¿Cómo la ve usted? ¿Quién de ellas y ellos le gustaría que se salvara?

Mañana comentaré sobre la siguiente que hice, a propósito del Día del Trabajo. Pregunté, tú, en lo particular, ¿quién de las siguientes personas consideras que es más trabajador? Como incluí a cuatro de los principales aspirantes a la candidatura para gobernador, por Morena, sé que le llamarán la atención los resultados.

Y para iniciados

Las jornadas de aprobación fast track en los órganos legislativos y la posición intransigente de López Obrador en las mañaneras, han mostrado que no me equivoqué cuando a principios de su quinto año de gobierno percibí una acelerada radicalización. López Obrador ya no es ni de lejos el demócrata por el que se hizo pasar en todos sus años como candidato. La autodenominada cuarta transformación está totalmente apartada de los ideales del diálogo y la construcción de acuerdos. Lo suyo, es la generación de mayorías clientelares a través de las que un solo hombre pueda avasallar, someter, imponer su propia visión, su propio proyecto. Y esto es una muestra, lo que viene todavía es más radical.

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Popularidad opositora

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Ayer comenté sobre la forma en que será seleccionada la persona que encabece la candidatura al gobierno del Estado de Morelos por el partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Hoy toca hablar sobre los posibles aspirantes de los partidos opositores, ya bien en una alianza o por su cuenta.

Primero, pongamos en contexto el tipo de partidos a los que me referiré. En Morelos hay doce partidos políticos con registro vigente que tendrán derecho a presentar candidatos en las próximas elecciones locales. De ellos, siete tienen registro nacional (PAN, PRI, PRD, PVEM, PT, MC y Morena). Cinco cuentan con registro local (Nueva Alianza, PES, MAS, Morelos Progresa y RSP), los que sobrevivieron a las pasadas elecciones intermedias.

Segundo, de acuerdo con los resultados del Tracking Pol de abril de Consulting & Research Estadística Aplicada, los siete partidos políticos nacionales concentran casi el 80% de la intención de voto, en estos momentos, lo que deja muy disminuidos a los partidos locales para tener un papel relevante en las elecciones del 2024, pero con ciertas posibilidades de triunfo en distritos o municipios muy localizados y a través de las alianzas, en las que todos tendrán derecho a participar.

Ahora bien, tercero, siguiendo con los resultados de nuestra encuesta, en Morelos la alianza de Morena con el PT y el PVEM sumaría alrededor del 40% de la intención de voto total, mientras la oposición en su conjunto rondaría poco menos de otro 40%. Aritméticamente, y dado que el porcentaje de indecisos ronda 18%, así como que Movimiento Ciudadano ha manifestado que no se sumará a ninguna alianza opositora, las probabilidades de triunfo de la oposición se reducen drásticamente.

Por supuesto, no todo es lo numérico, también habrá que considerar las variables sobre operación política y el impacto que tengan las estrategias de difusión de cada uno de los actores involucrados. Sin embargo, con los números que tenemos hasta el momento no hay de otra: oficialistas y opositores tienen que apostar por las alianzas para presentar candidaturas competitivas.

En el caso de las elecciones para presidentes municipales o diputaciones locales algunos partidos de oposición podrían tener posibilidades de triunfo, aunque muy localizadas. Pero en cuanto a las elecciones de gobernador, no tienen alternativa, tendrán que ir en alianza, mientras más amplia mejor, para tener posibilidades de triunfo.

Es muy probable que otros aspirantes de oposición alcen la mano públicamente en los próximos días, pero hasta el momento, en orden de intención de voto a su favor, con base en la encuesta de Consulting, son José Luis Urióstegui del PAN, Ángel García Yáñez del PRI, Vinicio Limón Rivera, sin partido, Laura Ocampo del PRI, Matías Quiroz Medina del PRD y Matías Nazario Morales del MAS.

Sin embargo, a diferencia de Morena, no necesariamente serán las encuestas la base fundamental para determinar a la candidata o al candidato de la oposición, aunque sí sean un punto de referencia. Ahí la ruta podría darse por el camino de la negociación, que se antoja complicada, pero no imposible y quizá termine definiéndose no en territorio morelense, sino en las cúpulas nacionales, situación que llevaría a los partidos locales a no tener más opción que decidir si se suman o se van por su cuenta.

Y para iniciados

Nunca había escuchado una explicación más absurda que la de hoy en la sección de las mentiras de la semana, de la mañanera, que encabezó Adán Augusto López Hernández, en Palacio Nacional, acerca de la venta del avión presidencial. Le dieron la vuelta a los números de tal forma que presentaron como un acierto, cuando no fue así. No me crea a mí, haga las cuentas usted mismo y verá cómo fue una ganga para el gobierno de Tayikistán y una pérdida millonaria en dólares para el pueblo mexicano. Eso sí, Andrés Manuel cumplió su compromiso, vendió el avión, “bara bara”, pero lo vendió.

¡Ah! ya se me pasaba destacar la voluntad democrática de Morena que está aprobando fast track, como va, y como acostumbran, modificaciones a las leyes y las instituciones, sin siquiera leer las iniciativas. Basta una indicación de Palacio y echan a andar la aplanadora. Qué bonita división de poderes tenemos en México.

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Lucha por la popularidad

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Ahora que ya cumplimos un año de realizar y presentar el Tracking Poll de Consulting & Research Estadística Aplicada, en asociación con Irradia Noticias y Media Video, en el que medimos la popularidad e imagen de las personas que pudieran ser candidatas o candidatos el año que viene, vale la pena hacer una reflexión sobre la utilidad de estos ejercicios en contraste con la realidad política que observamos en este sexenio.

En la época de mayor dominio hegemónico, el entonces poderoso Partido Revolucionario Institucional, era un instrumento de las elites para preservar el poder. El mecanismo de designación de candidaturas era muy claro: el presidente en turno lo decidía todo, pasaba horas revisando tarjetas informativas, recibiendo listados de cargos en juego y nombres propuestos, para finalmente señalar con el dedo, para palomear a los afortunados.

Poco importaba la popularidad que tuvieran los seleccionados, pues la maquinaria electoral del PRI, basada en sus estructuras corporativas y en las redes de intereses, de todo tipo, creados en su entorno, los hacían ganar las contiendas, mayormente con holgura frente a los candidatos opositores. La popularidad y el previo visto bueno, tenía que provenir de las cúpulas, de quienes tenían contacto directo con el presidente.

Andrés Manuel López Obrador le ha dado un giro de forma a la designación de candidatas y candidatos. Un cambio de forma, sí, pero no de fondo. Al final, quienes han tenido la experiencia de concursar por alguna candidatura en Morena, saben que, como en aquella etapa del PRI, la decisión final está sobre la mesa del presidente, sólo que ahora se basa en las encuestas que elaboren para medir la rentabilidad electoral de los aspirantes. Y eso, por mero, puro y duro pragmatismo. La intención es reducir al mínimo las probabilidades de sufrir una derrota.

Pero eso no significa que quien salga en el primer lugar de una o más encuestas será a quien Andrés Manuel apoyará para que obtenga la candidatura. Puede ser cualquiera de los que estén en los primeros lugares de la encuesta. Ese es el primer filtro. El segundo, las tarjetas que hagan llegar al presidente con información específica de los propuestos. Y, tercero, la postulación definitiva ya dependerá de la opinión del presidente. Quienes lo han vivido en estos años, pueden dar constancia al respecto. En suma: Para tener el visto bueno del presidente, primero hay que salir bien en las encuestas, aunque eso no garantiza tampoco el obtener las candidaturas.

Mañana comentaré al respecto de los aspirantes de la oposición, cuya ruta es diferente. Hoy toca destacar quiénes son los mejor posicionados en el Tracking de abril, rumbo a la elección de gobernador constitucional. A la pregunta específica de ¿quién le gustaría a usted en lo particular que encabezara la candidatura de Morena?, los resultados se han cerrado en el último mes.

Bajo el supuesto de que la decisión la tomaría López Obrador en función de quiénes tengan los mayores puntajes, los personajes, digamos, técnicamente, con mayores probabilidades, serían Juan Ángel Flores Bustamante, Juan Salgado Brito, Margarita González Saravia Calderón y Rafael Reyes Reyes. Todavía faltan meses y los resultados podrían cambiar, pero eso ya dependerá de la efectividad de las estrategias que cada uno de los aspirantes lleven a cabo, en esta lucha por la popularidad.

Recuerde que puede descargar el informe completo en irradianoticias.com

Y para iniciados

Las corcholatas nacionales están muy enfiladas en la búsqueda de la candidatura a la grande. Son las propuestas del presidente, claro. Pero no pasa así con las fichas del gobernador Cuauhtémoc Blanco, así les digo como parangón en el ámbito estatal. Sus alfiles, Cecilia Rodríguez, Víctor Mercado y Ulises Bravo siguen sin cuajar, ya sea dentro o fuera de Morena. El arropamiento e impulso gubernamental no les ha sido suficiente. ¿Y qué pasará con ellos cuando Blanco pida licencia? ¿Acaso no afectará eso en la correlación de fuerzas?

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Explicaciones equivocadas

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Para el análisis del comportamiento electoral se han elaborado diferentes conceptos, con base en las motivaciones que llevan a los electores a decidir sus votos por determinados partidos o candidatos, con el fin de explicar cuáles fueron, en cada elección, las variables que más influyeron en la decisión de voto.

Los estudios estadísticos, fuente sustantiva de la rama de la ciencia política que estudia los procesos electorales, han mostrado que no es un solo factor el que define los resultados de una elección, ni en lo general ni en lo particular, sino un conjunto de factores, en los que algunos llegan a tener más peso que otros, aunque todos cuenten en alguna medida. Entonces, decimos que son procesos multifactoriales.

En otras palabras, no son los partidos, ni los candidatos, las campañas, la ideología, la gestión de gobierno o cualquier otro factor el que por sí mismo determine el resultado de una elección, sino todos los factores en su conjunto. La estadística provee de herramientas para llevar a cabo cálculos factoriales, que nos dan indicadores sobre cuáles fueron los factores con mayor influencia y en qué medida.

Solamente así es posible aportar evidencia empírica, es decir, pruebas que sustenten las afirmaciones sobre qué es lo que hizo ganar o perder a uno u otro candidato, a uno u otro partido. Cualquier otro tipo de explicación, por bien argumentada que parezca, no es más que una especulación sin sustento científico. Y hasta puede llegar al grado de rayar en la sobre simplificación, también conocida como reduccionismo. Explicaciones claras, prontas, contundentes, convincentes, pero, sobre todo, equivocadas.

Le voy a poner un ejemplo. En la elección presidencial de 2012 hubo quienes sostuvieron que Enrique Peña Nieto ganó porque era un candidato guapo y los otros no. Y no faltaron quienes dieron por buena esta versión sin mayores cuestionamientos. En suma, cuando usted escuche o lea a un analista político asegurar que el triunfo electoral de un partido o candidato se debió a tal o cual razón, tenga cuidado. Lo más probable es que ese analista, por afamado que sea, esté equivocado. Ese único argumento resulta ser insuficiente y fácilmente cuestionable, si se cuenta con un análisis estadístico adecuado.

Quienes no saben hacer e interpretar cálculo factorial, para decirlo coloquialmente, optan por el rollo, también llamado choro mareador. De ahí que buena parte de los asesores de campaña, mercadólogos electorales y hasta los propios candidatos que pierden una contienda terminan echando culpas a terceros, al sistema, a los complots y las traiciones, cuando en realidad desconocen que fue su propia falta de información y análisis los que condujeron al proyecto a una derrota segura. Y que cuando ganan, sin saber de verdad cómo fue que pasó, se crecen dándoselas de expertos gurús en la materia electoral, hasta que, en una siguiente campaña, la suerte los abandona y sus verdades absolutas revientan como palomitas de maíz.

Sin embargo, dado el diseño del sistema electoral mexicano, hay dos etapas bien diferenciadas. Una, la de la selección de candidatas y candidatos. Y otra, las contiendas constitucionales. De ellas y sus particularidades hablaré más adelante.

Y para iniciados

Poncio Pilatos se quedó como un mero aprendiz en el demagógico arte de lavarse las manos. Del primero hasta el último de los morenistas en el poder han mostrado su habilidad para echar culpas, desviar la atención y evadir sus responsabilidades. Siguiendo la escalera del mando político en Morelos, vea usted a López Obrador poniendo el ejemplo con todo tema que le incomoda, ya sea de corrupción, opacidad, congruencia o lo que usted quiera. Lo sigue de cerca Cuauhtémoc Blanco, echando la bolita y hasta enviando a tocar puertas a los pocos reporteros que se atreven a preguntarle. Y Ortiz Guarneros, de plano se la avienta a la Guardia Nacional, diciendo que a él no le corresponde. ¿Cómo ve usted? ¿Quién se lleva el premio, Poncio Pilatos o los gobernantes que tenemos?

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Modelo de comunicación

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Muchas ocasiones he atestiguado las diferencias de opinión que se tienen sobre la forma de proceder del presidente Andrés Manuel López Obrador desde su triunfo en las elecciones presidenciales del 2018. En eso también ha polarizado. Mayormente hay quienes ven el él a un individuo cuyos planteamientos están basados en el pragmatismo político o bien quienes lo identifican como un hombre de ocurrencias y caprichos.

De un lado, la promoción de ideas inamovibles sobre sus posturas discursivas, como la lucha contra la corrupción, el neoliberalismo y a favor de los pobres. Cada vez más cercano a la confrontación contra el “imperialismo yanqui”, que tanto ha funcionado a los regímenes latinoamericanos autoritarios y populistas, pero sin decidirse a encarar de frente a los presidentes norteamericanos, a quienes se refiere con respeto. Tiene bien identificados a los que desea como adversarios y Joe Biden no es uno de ellos, como no lo fue Donald Trump. Si es por estrategia o por miedo, sólo él lo sabe.

De otro lado, los anuncios sorpresivos, a veces intempestivos, sobre decisiones que caen entre sus facultades, pero que no son tan fáciles de llevar adelante, porque la Constitución, las leyes y las instituciones mexicanas se fueron diseñando, al paso de los años, para evitar que los presidentes siguieran sintiéndose como dioses todopoderosos por seis años y tuvieran que sujetarse a los acuerdos políticos expresados en las normas. Aun así, nos sorprende de vez en cuando con una y otra ocurrencia, como la de alquilar el avión presidencial para bodas y quince años o lanzar una propuesta de paz para el mundo, que no es tomada ni siquiera en serio.

Hoy la sorpresa es la intención de liquidar a Notimex, la agencia gubernamental de noticias que ha servido durante décadas como medio de difusión oficial. A la que se marginó desde el inicio de su mandato y, como al INAI, se mantuvo inoperante hasta el momento en que ya mejor proponen desaparecerla, pues para López Obrador, las mañaneras son suficientes.

No necesita ya de una agencia de noticias del gobierno. Él concentra toda la información, pone y quita de la agenda, responde o calla, según su conveniencia. Tiene razón, mientras duren las mañaneras y tenga sus redes sociales activas Notimex será un elefante blanco, un gasto inútil del que puede prescindir. La liquidación de los empleados es un daño colateral que ya encargó solucionar a los secretarios de Gobernación y del Trabajo. A su consentida, la actual directora, Sanjuana Martínez Montemayor, algún acomodo encontrará para no dejarla fuera del presupuesto.

En el modelo de comunicación de Andrés Manuel, lo que importa es su presencia, son las redes sociales que difunden lo que él quiera, al tiempo de generar conversación a su favor y en contra de sus adversarios, incluidos los medios de comunicación. Ya sean propiedad de consorcios o los independientes, si no le rinden pleitesía o, sencillamente, si son objetivos, con eso califican también para él como adversarios.

Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer la importante labor de Notimex en el extranjero. Eso sí me pesa al reflexionarlo. Si la soberbia lo hace pensar que las mañaneras pueden sustituir la labor de un equipo profesional para beneficio de la imagen de México en el mundo, quién sabe a dónde vayamos a parar.

Y para iniciados

El presidente se ha referido a las elecciones en Estados Unidos como una “temporada de zopilotes”. Me hizo pensar en que no le falta razón. Aves carroñeras que rondan para comer sobras o para atacar al indefenso. Sin embargo, si eso pasa allá, igualmente ocurre acá. Los zopilotes locales andan en precampañas veladas, pagando publicidad en medios y redes, haciéndose ver en la parte trasera de los servicios de transporte, rindiendo informes de lo que no han hecho y prometiendo lo que no van a cumplir. Al fin de cuentas, zopilotes y zopilotas en campaña.

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La Cuarta contra la…

Por Marcos Pineda

Cuando comenzamos a ver a un Andrés Manuel López Obrador irse con todo contra ciertos fideicomisos, organismos autónomos y organizaciones de la sociedad civil, decidir quién es bueno y quién no, qué es moral y qué no lo es, hacerse del monopolio de la verdad y del perdón de los pecados políticos, nos sentimos muy confundidos.

Al principio, en esa vorágine de concentración de los presupuestos gubernamentales para dedicarlos a las obras insignia y a los programas sociales, pudimos pensar que era una cuestión meramente de recursos, que para su proyecto era fundamental quitar dineros a todo aquello que se le pudiera quitar para direccionarlo a los apoyos para los más pobres.

Que sería previsible un ejercicio de gobierno cobijado en un discurso democrático y con un proyecto de Estado de Bienestar, cuyos requerimientos financieros serían los mayores de la historia. Pero que eso era necesario si se quería construir un Estado con ese perfil, al estilo de las democracias europeas que lograron llegar al primer mundo, mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.

Pero pronto nos decepcionamos. López Obrador nos recetó en lugar de un Estado de Bienestar responsable de sus obligaciones para con la sociedad en general, sin distinciones entre unos y otros, una política populista y electorera, incluso hasta con recetas discursivas, repetidas una y otra vez, que, sobre la democracia, como ideal, montó a la demagogia y a la simulación.

La cereza del pastel, misma que ha tratado de evadir como todo lo que le incomoda y lo evidencia, es su afrenta contra el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública (INAI). Si en algún momento ese instituto y los funcionarios que lo integraron torcieron el camino y convalidaron o escondieron actos de corrupción, pues que se investiguen y se finquen responsabilidades, pero, hoy por hoy, siendo la principal bandera del presidente la lucha contra la corrupción, dejar inoperante al instituto esgrimiendo el argumento de que no sirve para nada, no refleja, sino que a AMLO le incomoda mucho la transparencia y la rendición de cuentas.

Las revelaciones sobre las irregularidades cometidas en este sexenio superan ya a las de sexenios anteriores. Y eso le pega muy duro a la autoridad moral de un presidente que se da baños de pureza mientras su exsecretaria de Educación no pudo demostrar el buen uso de cerca de 900 millones de pesos, Segalmex sigue bajo la lupa por más del doble de la llamada “estafa maestra”, los recién descubiertos viajes de lujo del secretario de la defensa nacional, con recursos públicos, acompañado de miembros de su familia y, claro, todo lo que podría ventilarse de la promoción de las corcholatas presidenciales, otros funcionarios públicos y representantes populares de primer nivel.

Adán Augusto López Hernández, dicho coloquialmente, encueró el verdadero talante de opacidad de su jefe. Los López no están a favor de la transparencia, sino todo lo contrario. ¿Esa es la cuarta transformación que nos vendieron? ¿Eso es lo que usted quiere que tenga continuidad en el país? 

Y para iniciados

La moneda ya está en el aire. Cuauhtémoc Blanco Bravo ya solamente espera la indicación para separarse del cargo y buscar la nominación para un siguiente cargo de elección popular. Mientras tanto, el desorden y la falta de una correcta planeación presupuestal harán mella en todo lo que resta del año. Y aunque los problemas que se avecinan no son menores y las instituciones dependientes del Ejecutivo estatal estarán en crisis, a los de arriba, eso les importa poco. Llegado el momento habrán de separarse de sus cargos y que sean los que vengan quienes se encarguen de todo el desastre. Una vez más la pregunta es: ¿Eso es lo que usted quiere que continúe en el gobierno de Morelos?

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Inéditas medidas contra Bravo…

PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Por primera ocasión en la historia política de Morelos y en la del partido de Andrés Manuel López Obrador (MORENA) han sido dictadas medidas cautelares contra un prominente miembro de ese instituto político al haber sido acusado de violencia política de género.

A Ulises Bravo Molina se le ha prohibido acercarse, comunicarse, acudir al domicilio o publicar por cualquier medio, “comentarios o publicaciones con contenido violento, así como actos de hostigamiento, intimidación, molestia, discriminación, denostación o similar”, por sí o por interpósita persona, en contra de la secretaria de Organización de Morena en el estado de Morelos “o personas relacionadas con ella”.

Asimismo, se advierte al imputado, medio hermano del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, que de hacer caso omiso “aplicarán las medidas de apremio” (es decir, coercitivas) contenidas en la normatividad vigente y se hará del conocimiento de la autoridad, en caso de que se presuma la comisión de algún ilícito.

En suma, Bravo Molina no podría ni ingresar a las instalaciones del Comité Directivo Estatal de Morena en Morelos y tendrá que enfrentar un proceso jurídico que muy probablemente terminará definiéndose en la sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y que podría concluir, al menos, con una multa, ser obligado a pedir una disculpa pública y su inhabilitación para ocupar cargos de elección popular, de ser encontrado responsable.

Respecto a este conflicto en Morena, como en otros que regularmente ha tenido desde su arribo al poder, más que haber sorpresas, hay sorprendidos. No se la esperaban. Sí sabían que las rupturas a su interior traerían consecuencias políticas que desestimaron, que no consideran trascendentes. Pero un revés de esta naturaleza, de tipo jurídico y en el que el tema principal es el de la violencia contra las mujeres, definitivamente los tomó desprevenidos.

Por supuesto, esta trama tiene antecedentes. Y fueron los propios morenistas quienes permitieron que los recién llegados a su partido los desplazaran de los órganos directivos en el Estado de Morelos, tanto por carecer de una estructura real como de los recursos para movilizar y comprar votos el día de la pasada elección de representantes partidarios. Los de enfrente sí contaron con las mañas y los recursos para ganar la mayor parte de las posiciones en juego.

Como lo anticipamos, la feria de las traiciones comenzó y continúa. En un principio aliados, Arnulfo Montes Cuén y Ulises Bravo Molina juntaron los votos suficientes para cerrarle el paso a Rabindranath Salazar Solorio y a los históricos. Sin embargo, el idilio duró muy poco. Como suele suceder en la política, los acuerdos se rompieron y los compromisos se dejaron sin cumplir. 

Falta ver qué sucede en la sustanciación, los procesos y las instancias que sigan. No obstante, se den o no cuenta, el afectado es el proyecto político de Morena, el partido, su imagen y sus probabilidades de seguir siendo bien visto por la mayoría de los electores. Porque nos preguntamos ¿qué tipo de dirigentes, tanto formales como de facto, son los que tiene Morena?

Y para iniciados

Franco ridículo hicieron las fichas locales que aspiran a ser candidatas o candidatos a la gubernatura del estado de Morelos que se colgaron de la imagen y el legado histórico de Emiliano Zapata Salazar. Fotos, sombreros, caminatas, cabalgatas, publicaciones y demás pasaron desapercibidos a los ojos de quienes son los que de verdad importan: los electores, el pueblo. Se vieron y se criticaron entre ellos mismos. Cada uno en su juego y su guerra personal, pero en realidad alejados del ánimo popular.

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