Francisco Hurtado Delgado

Antes de que se reformara el artículo 69 de nuestra Carta Magna, estábamos acostumbrados los mexicanos y mexicanas a escuchar y ver en cadena nacional de Radio y Televisión, el informe del gobierno federal; es decir, desde el 15 de agosto de 2008 fecha en que se eliminó el requisito de asistencia del presidente al inicio del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, por lo cual, el jefe del ejecutivo sólo está obligado a enviar su informe por escrito al poder legislativo.

¿Pero realmente la ciudadanía está atenta e interesada en los informes de gobierno? O bien ¿Qué nos aporta un informe de Gobierno?

Coincido con la reflexión que aportan Toledo Villalpaldo y Érik Andrés en su libro “La rendición de cuentas como imperativo de la democracia” en la que refieren que la rendición de cuentas forma parte tanto de la teoría democrática como de la vinculada con la reforma gubernamental, y lo público porque pretende la inclusión de los ciudadanos, la vigilancia de los gobiernos, mayor eficiencia presupuestal y la consolidación de un buen Estado.

No olvidemos que la toma de decisiones recae en los representantes elegidos por los ciudadanos mediante el voto y al mismo tiempo estos representantes delegan obligaciones a un cuerpo de funcionarios para cumplir funciones públicas, esta es la razón por la que la democracia puede ser vista como un sistema de representación que permite exigir resultados y justificaciones, porque la ciudadanía delega al gobierno de manera legítima la toma de decisiones y hacer uso del presupuesto público, es por ello la gran razón de que exista este mecanismo de  supervisión a través de la rendición de cuentas y que los ciudadanos estemos atentos a lo que nos informan nuestros gobernantes.

La ciudadanía está en su derecho de exigir resultados, evaluarlos y en su caso pedir que sean castigados si hay corrupción; es por ello la importancia de la transparencia y rendición de cuentas de nuestros gobernantes en todos sus niveles; pero sin desestimar que el pueblo es el actor relevante y principal de exigir su cumplimiento, de lo contrario seguiremos en un Estado de omisión y opacidad. Los ciudadanos debemos asumir nuestra responsabilidad y estar atentos e interesados en el contenido de los informes de gobierno.

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