Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Hoy comienzo una serie de cuatro colaboraciones sobre temas interconectados: el partido más traicionado, el partido más traicionero, el partido más repudiado y el partido más querido.
La primera, la de hoy, es sobre Morena: el partido más traicionado.
Tanto a nivel nacional como en los estados de la República y particularmente en Morelos, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, en su poco tiempo de existencia ha sido el partido más traicionado, tanto por viarios de sus integrantes como por sus aliados.
En el plano nacional, varios distinguidos miembros de Morena, tanto de sus fundadores como de los que llegaron a él para candidatearse en el 2018, aprovecharon las posiciones, los recursos y las relaciones que obtuvieron para impulsar proyectos políticos propios o aliarse con otros grupos que persiguen más o menos objetivos similares, o sea, seguir en el poder. Promovieron la creación de nuevos partidos políticos nacionales y estatales. Los nacionales que sí lograron el registro dicen en corto que tienen la bendición AMLO, que son parte fundamental del proyecto presidencial para sustituir a Morena cuando llegue el momento oportuno. Por supuesto que este argumento lo rechazaría tajantemente el presidente si se le preguntara al respecto, y no precisamente porque sea falso que haya dado su visto bueno y hasta los hubiese apoyado, sino porque reconocerlo lo colocaría también a él como uno más de los traidores a Morena.
Diputados, senadores, delegados federales y una gran variedad de funcionarios públicos, ya sea de manera directa o a través de sus familiares o bien de sus incondicionales y sus empleados, trabajaron políticamente durante todo el año pasado y parte de éste, para construir opciones políticas que, como sea, le quitaron afiliación a Morena, se llevaron a sus filas a liderazgos locales o comunitarios que representarán en esos lugares una pérdida sensible de votos, y en algún momento se verán obligados a pedir públicamente que voten por sus candidatos y no por los de Morena, en especial, tratándose de los partidos nuevos que no pueden hacer alianzas electorales en su primera participación electoral. Los aliados de Morena en el 2018, ahora miembros del PES, de Fuerza Social por México y de Redes Sociales Progresistas, necesariamente serán rivales del partido del presidente en su primera elección, so pena de correr severo riesgo de perder su registro, pues calcular qué tanto pueden apoyar a los candidatos del presidente dentro de sus partidos y qué tanto a sus candidatos propios resulta bastante complicado.
En el caso de Morelos, Morena sufrió, desde antes de la jornada electoral del 2018, traiciones casi de carácter épico y casi todas provenientes del partido del que ilógicamente siguen siendo aliados, del Partido Encuentro Social. Debido al ansia de poder de los grupos en su interior, el PES fue responsable de que se quedaran sin candidato a presidente municipal propietario en la capital del estado. De todas maneras, Morena ganó la elección, pero no han dejado de golpear al ganador como dé lugar desde el gobierno y desde el PES.
Encima de eso, los triunfos de la coalición electoral en los 12 distritos locales y en los cinco federales se debieron mucho más a los votos que obtuvo Morena, por Andrés Manuel López Obrador, que por los pocos votos que obtuvieron de sus candidatos y sus partidos, lo que está plenamente demostrado al revisar la estadística electoral. Y ya conformada la legislatura, de los ocho diputados con que comenzó Morena le dejan cinco, ya que varios se vendieron al mejor postor, que en ese momento fue el PES. Algo similar está pasando con los presidentes municipales que han ido brincando también al PES.
Como puede usted apreciar, el partido que más traiciones ha sufrido en este par de años, desde adentro y desde afuera, ha sido Morena.

Para iniciados
Cómo se quejaban los que veían muy mal que Graco dejara a Gayosso al frente del PRD y le diera el control de todo o casi todo, incluso la candidatura a gobernador. El mismo, entonces candidato Cuauhtémoc Blanco, los fustigó a ambos y prometió que los metería a la cárcel, lo que en la práctica fue una de las únicas dos promesas concretas que hizo en su campaña. La otra fue no fallar al pueblo de Morelos. Ninguna de las dos las ha cumplido. Y ahora casi podemos escuchar cuando quizá dijo en corto: “Si Graco dejó a Gayosso de presidente de partido y luego de candidato a gobernador ¿por qué no yo?” Ahí se las dejo para que pensemos en lo que nos puede esperar.
Excelente mitad de semana.
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