“Consulta, que algo sobra”

LA LEY DE HERODES
Por Miguel Ángel Isidro

“Consulta, que algo sobra”

Finalmente, enmedio de la polémica, concluyó este fin de semana la consulta “nacional” convocada por el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador para conocer la opinión de los mexicanos acerca del proyecto de ampliación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Cómo se difundió ampliamente, fueron dos las opciones consideradas para esta consulta: 1) Continuar con las obras del llamado Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco y dejar de usar el aeropuerto actual y 2) Seguir usando el aeropuerto actual y ampliar sus operaciones en la Base Militar de Santa Lucía.

Como también fue ampliamente difundido, desde su campaña presidencial, López Obrador se pronunció en contra del NAICM, al que continuamente calificó como un proyecto “mafioso” destinado únicamente a beneficiar económicamente a un grupo de empresarios consentidos por el régimen de Peña Nieto y además, un atentado ecológico contra el Lago de Texcoco.

Durante meses, las propuestas de cancelar definitivamente el NAICM -obra en la que ya se han invertido cientos de millones de pesos- y de someter a consulta pública el futuro de dichos proyectos aeronáuticos, encendieron la polémica a nivel nacional, con todo tipo de argumentos a favor y en contra; desde opiniones técnicas, financieras y ecológicas, hasta insultos y descalificaciones dignas de hordas de la Edad de Piedra, por parte de los simpatizantes de uno y otro bando.

“Haz obra, que algo sobra”, reza una frase acuñada en los tiempos de la hegemonía priísta, y que sintetiza el impulso de la vetusta clase política frente al uso del erario para proyectos de infraestructura con inversiones millonarias del erario público: a mayores y más grandes obras, más oportunidades de negocio para el grupo gobernante y sus allegados. No importa si las obras son necesarias o no.

Como también cuenta otra fábula de la mitología priísta: en cierta ocasión un gobernador visitaba una localidad rural bastante pobre, y durante el discurso obligado, el mandatario dijo a los habitantes: “Y como muestra de mi compromiso con ustedes, construiremos un moderno puente sobre el río”.
-“Gobernador, ¡pero no tenemos río!”- reclamó una voz anónima entre la multitud.
-“¡Pues también les pondremos el río!”- remató el cínico gobernante.

Chistes aparte, resulta curioso analizar la numeralia de la consulta.

De acuerdo con sus organizadores, en la consulta participaron un millón 67 mil 859 personas, de las cuales 310 mil 463 participantes se inclinaron por la opción de Texcoco, mientras que 747 mil en favor de Santa Lucía.

En números redondos, el proyecto de Santa Lucía ganó por 7 a 4 la consulta de AMLO. Es decir, unas 800 mil personas respaldan la decisión que anticipadamente ya había dado a conocer el Presidente electo, en respaldo al plan ofertado por el empresario José María Riobóo… el mismo que se benefició con los contratos del Segundo Piso del Periférico durante su etapa como jefe de gobierno del ex- Distrito Federal.

Si tomamos en cuenta que en Mexico existen 89.6 millones de ciudadanos en edad de votar y con credencial de elector, de acuerdo con la lista nominal del INE… ¡pues resulta que la propuesta “ganadora” cuenta con el respaldo de apenas el 1.2% del padrón electoral!

¿Y los 30 millones de mexicanos que votaron por AMLO en julio pasado, a dónde se fueron?

¿Se trataba realmente de un tema de interés nacional?

¿Por qué solamente dos opciones? ¿No existía la posibilidad de una “tercera vía?

¿No existían otros temas de mayor interés y urgencia nacional para ser sometidos a consulta?

¿Vale la pena dividir y polarizar tanto a la opinión pública nacional a prácticamente un mes de la toma de posesión del nuevo gobierno?

De cualquier manera, la consulta tiene aspectos positivos.

Cualquier posibilidad de fomentar la democracia participativa en México siempre debe ser bienvenida.

Aun así, queda la interrogante acerca de los futuros temas a consultar, y si la convocatoria y organización de estos sondeos serán facultad exclusiva del Ejecutivo Federal o si se abrirá la posibilidad de que los ciudadanos de manera independiente puedan proponer temas para consulta.

Habría también que considerar qué hay aspectos qué considerar acerca del bando “perdedor” en la consulta.

Si como se ha dicho, el proyecto del NAICM era de interés exclusivo del Presidente saliente Enrique Peña Nieto y un pequeño grupo de magnates… ¿cómo es que no fueron capaces de movilizar participantes a su favor en la consulta? ¿No habrían teñido modos y recursos para “acarrear”, por decir algo, un millón de votos a su causa? ¿O es que acaso no les importó, a pesar del impacto que dicha cancelación podría tener en el ámbito de la economía y las inversiones en México, que es, de supone, su única motivación real?

Los tiempos están cambiando, ni duda cabe. Parece que estamos al inicio de la era del “Consulta, que algo sobra”…

Veremos y comentaremos.

Twitter: @miguelisidro

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