Por Francisco Hurtado Delgado

Magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Morelos

En los últimos días han ocurrido acontecimientos que están provocando el enojo, indignación y estupor de la sociedad. Policías de la Ciudad de México son señalados  por violación a unas mujeres adolescentes y han generado el repudio y la manifestación de otras mujeres para exigir justicia. Un médico del IMSS es acusado por abusar de una paciente y el último hecho ocurrido en la ciudad de Cuernavaca en la que un sujeto viola y mata una a una menor de edad. Resulta oportuno preguntarse: ¿Por qué cuando se habla de violencia contra la mujer resulta ser el hombre como el potencial responsable?  O ¿La mujer por el sólo hecho de serlo tiene que enfrentarse a una constante amenaza de violencia por parte del hombre?

Estos acontecimientos han generado diferentes narrativas que tratan de explicar el fenómeno de la violencia contra la mujer, al respecto han surgido conceptos como el de feminicidio, el cual ya está tipificado como un delito grave y la sociedad lo comprende sin mayor problema; pero ahora, se está hablando con frecuencia sobre el concepto de masculinidad dominante y nuevas masculinidades.

La antropóloga Marcela Lagarde fue la primera persona en introducir el término feminicidio en México, traducido del término feminicide que significa el asesinato de una mujer por ser mujer. Por otra parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos define a la masculinidad como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad determinada. Tenemos estos dos conceptos que no deben estar de moda, sino de atenderse por su importancia para una mejor, armoniosa e igualitaria convivencia entre el hombre y la mujer.

No discutiré si debemos construir o desconstruir masculinidades, tampoco describiré cuales son los tipos de masculinidad, o si en la masculinidad se busca el poder o se tiene miedo de no tenerlo, o porque en la democracia liberal se tiene la apreciación de que el hombre se proyectó a lo público y a la mujer a lo privado, o por qué un hombre no se puede pronunciar que es feminista toda vez que no habita un cuerpo de mujer.

En fin, en lo que si debemos poner atención con urgencia, es como prevenir o erradicar la violencia en razón de género hacia las mujeres, porque no es suficiente solo castigar estos hechos criminales que laceran a la mujer, sino atender las causas que originan los acosos, las violaciones y; lo peor, los homicidios de mujeres; lo que se debe hacer de tajo, es no fomentar la imagen en televisión, medios electrónicos, revistas, etc. de una mujer como un objeto sexual y que provoca a muchos hombres, los cuales se llegan a sentirse incitados a cometer acciones ilícitas y de violencia contra la mujer.   Ante esta realidad los hombres debemos asumir un compromiso ético de autocrítica y evitar el machismo institucional y dominante.

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