PERSPECTIVA, por Marcos Pineda Godoy.

Son muchos los frentes abiertos al final del presente sexenio por los cueles se puede cuestionar al régimen de Andrés Manuel López Obrador. Los desafíos sobre inseguridad, salud, obra pública, auto abasto alimentario y energético, como tantos otros, que el propio presidente se comprometió a resolver y que, llegado el proceso electoral, nada más no ha podido lograr.

Uno de los temas más sensibles es el del sistema nacional de salud pública. Abandonado, deteriorado y saqueado por los anteriores gobiernos, fue el pretexto perfecto para la reunión de ayer del mandatario federal, en Oaxaca, con los gobernadores que han firmado el convenio para ceder el control y operación de los sistemas de salud estatales al gobierno federal.

Experto en presentar las cosas como no son, López Obrador olvida reconocer que el INSABI, de principios de sexenio, fracasó. Tuvo que ser sustituido por otro proyecto, el IMSS Bienestar, que se nos prometió, prorrogando el cumplimiento de esa falacia ya por tres años, que México cuente con un sistema de salud pública, no sólo mejor que el de Dinamarca, sino el mejor del mundo.

Mientras el presidente, supuestamente, revisaba los avances de su compromiso, hasta la fecha incumplido, con los gobernadores, entre ellos Cuauhtémoc Blanco Bravo, en Morelos se desataba otro escándalo, otra crisis, una nueva convulsión en el llamado “humor social”: el asesinato de Marco Antonio Alvear Sánchez, comisionado presidente del Instituto Morelense de Información Pública (IMIPE).

Una ejecución más, a plena luz del día, precedida de una persecución de la que intentó escapar Marco Alvear. De suyo, ya cualquier homicidio es reprobable. Pero uno con estas características, por supuesto que se vuelve nota nacional y nos hace pensar, malpensar, más allá de la tragedia para el hoy fallecido, su familia y sus seres queridos. ¿A dónde fueron a parar los disparos de arma de fuego que no dieron en su objetivo? ¿Se imagina usted el riesgo para los transeúntes y demás automovilistas? Ya, olvide usted la prevención. ¿Ni una patrulla?, ¿ni una motocicleta?, ¿ni un dron?, ¿ni nada que pudiera seguir a los criminales para detenerlos en flagrancia?

Mientras las redes sociales se inundaban de publicaciones tanto de solidaridad con la familia de Alvear Sánchez como de asombro, tristeza, coraje, miedo, impotencia, decepción y cuanta emoción produce un atentado contra la vida, Cuauhtémoc Blanco evadía contestar las preguntas de los reporteros, sobre ese y otros temas, en contraste con las ovaciones, de antemano preparadas y programadas, para López Obrador.

¿Habrá recibido Cuauhtémoc instrucciones o, quizá, “respetuosas sugerencias” sobre qué va a decidir? ¿Se va de la gubernatura y de Morelos? ¿O se queda y se prepara para lo que pueda venir después de dejar su cargo y el fuero que lo protege?

En radiopasillo se rumora, cada vez con mayor insistencia, que será su suplente quien llegue al Congreso Federal y que, dependiendo de la gravedad de las acusaciones contra Blanco Bravo, ya sin fuero, dejaría de contar con el respaldo y la protección de Claudia Sheinbaum.

Pero nada está escrito. Son sólo especulaciones. Lo único cierto es que estamos a horas de saber cuáles fueron las “sugerencias” que recibió el todavía gobernador y si hace caso o no a ellas, si se va o se queda, en medio de una crisis más, por la ejecución del presidente del IMIPE.

Y para iniciados:

La semana que viene se dará a conocer otro atentado más, relacionado con el proceso electoral local. Las autoridades electorales ya tienen conocimiento de ello y deberán dar asesoría y acompañamiento al candidato que fue objeto de la vandalización de sus oficinas. Por más que quieran minimizar desde el oficialismo los casos de violencia en la política, no mañana ni pasado, ya vivimos el proceso electivo más violento de nuestra historia moderna.

La información es PODER!!!

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