Perspectiva

Marcos Pineda

Son muchas las notas en medios y redes sobre la continuidad de hechos delictivos de diversa envergadura. Van desde el asalto en vía pública, en transporte colectivo, robo a casa habitación o cuentahabientes bancarios, extorsiones, violaciones, secuestros y más. Coronados con actos de mayor o menor violencia, pero violencia al fin de y al cabo. Desde golpes ligeros a las víctimas, hasta balaceados, desmembrados y calcinados.

Suena muy duro, pero es la realidad que percibimos a través de las notas periodísticas y las publicaciones en redes sociales. Sin embargo, lo más sentido y dramático es cuando lo escuchamos en voz de nuestros familiares, amigos y conocidos. Nuestra gente cercana, quienes luego de padecer algún agravio y seguir vivos para poderlo contar, dudar en si denunciarlo o no ante las autoridades ministeriales por la posibilidad de que éstos estén vinculados con los malhechores o de plano de trate de los mismo tipejos, cobran valor y nos narran los hechos, siendo también víctimas de un trauma que les deja al menos una muy mala experiencia, difícil de superar en el corto plazo.

Se suman los actos de intento de linchamientos por parte de los habitantes de las comunidades afectadas, que en cualquier momento pueden escalar a finales trágicos. La gente está harta de la inseguridad y de la impasividad de las autoridades responsables de prevenir y perseguir los delitos. Aunque no es deseable, está fuera del orden jurídico y es moralmente cuestionable se aprestan a hacer justicia por propia mano. En pocas palabras, la gente está sumamente cansada de que no se vean resultados en materia de seguridad pública y reacciona también de manera violenta.

El llamado de Cuauhtémoc Blanco a su gabinete, en voz de José Manuel Sáenz, sobre trabajar a marchas forzadas para dar los resultados que esperan y exigen los ciudadanos debe calar profundo en todos los funcionarios públicos, pero de manera más urgente en el vice almirante José Antonio Ortiz Guarneros, comisionado de seguridad en Morelos, como en el fiscal Uriel Carmona Gándara, no importa si a este último le quedan pocas horas, días o meses en el cargo. La responsabilidad de ambos es dar resultados y no a medias, sino buenos resultados pronto, o sea, ya.

Para iniciados

Ya se barajan nombres, se comienzan a buscar y circular documentos, como también se menciona que los señalados hacen todo cuanto pueden para desaparecer u ocultar la evidencia que pudiera condenarlos. De entrada, Graco Ramírez y varios de sus subalternos, como Jorge Michel Luna, y los ex legisladores Beatriz Vicera Alatriste, Julio espín Navarrete, Hortencia Figueroa y Francisco Moreno Merino, lista que podría extenderse a muchos otros más de los peor calificados diputados que ha tenido el estado de Morelos, ya están en el ojo del huracán y las espada de Damocles se contonea sobre ellos… ah! Y el detallito del cuasi quinceañero de alta sociedad, cumpleañero de mesas de regalos fifi, José Vicente Loredo Méndez, bien documentado por nuestro amigo Pedro Martínez Serrano.

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