PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Para que se logre el proyecto del presidente, Andrés Manuel López Obrador, no solamente de conservar la silla de Palacio para Morena, sino también lograr amplias mayorías legislativas, bajo el mando de Claudia Sheinbaum, es indispensable la conservación de la unidad al interior de su partido y con sus aliados.

Aunque Morena cuenta con amplia ventaja en las preferencias electorales, las disputas por las candidaturas, primero, por los gobiernos estatales y, segundo, por el Congreso Federal y los locales, así como por las principales alcaldías en juego, pueden derivar en fracturas, más o menos públicas, pero al final de cuentas contrarias al tamaño del reto de obtener un predominio indiscutible sobre sus adversarios.

La primera fase, la definición de la candidatura presidencial, está siendo sorteada sin mayores contratiempos todavía. La segunda, la designación de candidatas y candidatos a los gobiernos estatales, aunque ya en curso, formalmente tendrá a sus actores registrados entre el lunes y martes de la siguiente semana. Sus nombres serán públicos el día 30 de septiembre, cuando se publique la lista de quiénes han sido aprobados para figurar en la encuesta de preferencias.

Los personajes responsables de la conducción del partido y las alianzas en los estados de la República jugarán un papel importante para preservar la unidad. En el caso de Morelos, toca a Ulises Bravo Molina, en su calidad de delegado en funciones de presidente, tejer fino para encontrar los puntos de acuerdo que contribuyan no sólo a ganar la gubernatura, sino a sumar al proyecto mayor: la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión, pero también en la Legislatura local.

Y para llegar a la fase de definición de candidaturas a los órganos legislativos con un panorama que siga a favor del proyecto en su conjunto, Bravo Molina puede y debe hacer uso de todo el respaldo y la confianza que desde arriba fueron depositados en él.

Una vez que su hermano, Cuauhtémoc Blanco Bravo, no competirá por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y que, formalmente, los gobernadores están impedidos para influir en el proceso interno, habiéndose establecido dos líneas de comunicación paralelas, la de gobierno para los temas de gobierno, y la de partido para los temas de partido, es sobre la espalda de Ulises Bravo que recaerán las responsabilidades y la entrega de cuentas acerca del proceso sucesorio.

Es momento de voltear la página y mirar hacia adelante. Quienes recibieron encomiendas, pero no las pudieron cumplir, quienes hicieron su esfuerzo, pero no fue suficiente para remontar, también deben ser considerados. Tienen un peso específico, si no indispensable en la cuarta transformación, sí necesario para el logro de los objetivos.

Ulises Bravo Molina tiene la oportunidad de reconstruir, digamos, de transformar, el proceso interno para la selección del candidato o la candidata al gobierno del estado en una plataforma sólida, que sume y multiplique, no que reste y menos divida.    

Y para iniciados:

Los que saben, nos comentan en radio pasillo que, aunque no hay nadie que esté vetado de la contienda, para la designación de la coordinación estatal para la defensa de la cuarta transformación, ya hay cuatro perfiles a los que ven mayores posibilidades. Pero de ellos, una mujer y un hombre hacia quienes la línea está comenzando a bajar desde arriba. Dígame usted quiénes supone que son y la mañana del primero de octubre le diré si esas fuentes de radio pasillo tuvieron la razón o no. La ruleta está girando a todo lo que da.

La información es PODER!!!

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