En el Parque Ecológico Barranca Chapultepec inició de la novena Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil Morelos 2016 (FLIMO) con la presencia de cientos de niños y adolescentes, de escritores y promotores culturales, así como de diversas autoridades, entre las que destacaron la presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Morelos (DIF Morelos), Elena Cepeda; la titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, Brenda Valderrama; el titular de Secretaría de Desarrollo Sustentable y anfitrión del Parque Ecológico Barranca Chapultepec, Topilzin Contreras; y la titular de la Secretaría de Cultura de Morelos, Cristina Faesler.

Previamente, el miércoles 12 de octubre, las actividades iniciaron en el municipio de Zacatepec, y el jueves 13 Cuernavaca, Ayala y Tepoztlán se sumaron a las actividades, realizándose la inauguración en la sede principal en el Parque Ecológico Barranca Chapultepec, a las 11:00 hrs. con palabras de bienvenida del secretario Topilzin Contreras, de la titular del DIF Morelos, Elena Cepeda y de la titular de Cultura, Cristina Faesler.

Minutos después se realizó el tradicional corte de listón para quedar formalmente inaugurada la novena edición de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil Morelos 2016, y poder así ingresar a las instalaciones de “El Amate” para disfrutar de talleres, presentaciones de libros, expositores, proyecciones, cuentacuentos, espacios de lectura, conciertos, máquinas de escribir, paredes para dibujar, tres computadores para escribir e interactuar digitalmente, una sala con luz muy tenue para escuchar radionovelas y poder recrear con la imaginación lo que se escucha en archivos digitales.

Cristina Faesler afirmó durante la inauguración: “Estamos llamando a los jóvenes lectores de Morelos a ejercer la libertad de explorar este mundo nuestro a voluntad, hasta donde quieran, de conocerlo, de enfrentarse a él, a través de los libros, como si lo vieran por primera vez. Como quien explorara un plantea distinto. El aprendizaje no es otra cosa y aunque sea propio de los niños y los jóvenes, es un placer del que nadie tendría que privarse.

“Y exactamente eso es lo que ocurre cuando abrimos un libro, porque es como si abriéramos una ventana en lo alto de una casa en la que nunca hemos estado, y desde ahí miráramos nuestro paisaje conocido; porque leer un libro, es contemplar el mundo desde una casa ajena. Y cada libro es una ventana diferente, con perspectiva única: cada uno da a un paisaje, desde un ángulo propio

y una altura específica. La calle en que vivimos, nuestra casa, nos parece distintas si las vemos con un microscopio, desde una torre de cincuenta pisos, o desde el espacio exterior”.

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