Perspectiva

Por Marcos Pineda

Las muestras más claras de que un gobierno es reactivo e improvisado se encuentran en su comunicación institucional. Cuando existe planeación estratégica, organización, evaluación y control se nota. Y si no las hay también se nota. Los tumbos y tras pies comunicativos se reflejan en la manera en que comunican sus distintas áreas de gobierno, en la consistencia entre aquello que se comunica y la percepción que tiene la sociedad al respecto.

Un gobierno improvisado y reactivo, cuando llega con credibilidad, la va perdiendo en la misma medida en que los ciudadanos no comparten la misma versión de los hechos. Si el gobierno dice que vamos bien y el pueblo no lo percibe así algo está pasando y no es nada bueno. Si un gobierno no tiene una estrategia sólida de comunicación institucional, se ve obligado a ir respondiendo los cuestionamientos que le hace la prensa en entrevistas banqueteras y al final de los actos oficiales, sobre aquello que acontece y está fuera de toda planeación o control oficial.

Se apresuran cuando hay alguna nota que les convenga a resaltarla y promoverla, casi siempre a través de algún comunicado o boletín de prensa, que usualmente suelen publicarlo a como dé lugar, aunque sólo es algo reactivo y su efecto es menor, creen que su efecto es positivo y sobreestiman el éxito alcanzado, ya que el pueblo cuestionará o minimizará el supuesto triunfo mediáticamente promocionado.

Vamos a poner un ejemplo. En fechas recientes el INEGI dio a conocer los promedios de crecimiento económico a nivel nacional durante el primer semestre del año y los que corresponden a las entidades federativas durante el primer trimestre. Para gran sorpresa, después de que otros indicadores económicos son adversos, como la continua pérdida de empleos en los primeros seis meses del año, Morelos creció en 1.2%, once veces más que lo que creció el país en su totalidad.

Cómo mide el INEGI estos indicadores perfectamente explicable, pero lo que no pueden explicar las autoridades al pueblo es cómo es que se alcanzó esa cifra, cuando la impresión que tienen los diferentes sectores productivos es contraria. En palabras claras: ni los representantes de las organizaciones empresariales y de comercio, ni el pueblo le creen al gobierno de Morelos que la economía va bien. Que Morelos haya formado parte de los 10 estados de la República que obtuvieron indicadores de crecimiento positivo en los primeros tres meses del año significa que algo se hizo bien desde el sector productivo, entre los empresarios y los emprendedores, pero el gobierno se contentó solamente con tratar de hacer pasar este dato como un triunfo de la presente administración. Poco les duró el gusto, porque la gente en general no tiene la misma percepción.

Para iniciados

Estando ya a menos de dos meses de cumplir su primer año de gobierno, José Manuel Sanz Rivera deberá preparar su primer informe del estado que guarda la administración. Algunos secretarios de despacho podrían ser llamados para enfrentar los cuestionamientos de los diputados locales. Sanz Rivera ni de broma tendrá que encarar cuestionamientos, le ley lo exime la obligación de rendir cuentas en el Congreso. Sin embargo, la opinión que cuenta es la del pueblo, a quien tenemos que preguntar qué opinan del gobierno que ha ejercido José Manuel Sanz, durante este primer año.

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