PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Aunque la proclamación del Día Internacional de la Mujer por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) se llevó a cabo en 1977, la lucha por la participación
en sociedad, en condiciones de igualdad de género, viene de muchos años atrás.
Al principio tuvo lugar con esta denominación los 28 de febrero hasta 1913, a convocatoria del
entonces Partido Socialista de los Estados Unidos de Norteamérica. Para 1948, cobró relevancia
internacional, cuando Elizabeth Cady Stantonm y Lucretia Mott lograron congregar a cientos de
mujeres para protestar por la prohibición a las mujeres de hablar en una convención sobre
esclavitud, en el marco de la convención nacional por los derechos de las mujeres, en Nueva York.
Ahí inició un gran movimiento.
Una vez institucionalizado e internacionalizado, la ONU ha propuesto lemas para la
conmemoración del Día Internacional de la Mujer. El de 2023 es «Por un mundo digital inclusivo:
Innovación y tecnología para la igualdad de género.» Cada vez han sido más las diferentes
expresiones que se suman a la amplia diversidad de la lucha de por lo menos noventa años para
lograr que las diferencias étnicas, lingüísticas, políticas, económicas y demás puedan ser
visibilizadas y atendidas para lograr la igualdad de género.
Hasta hoy, las resistencias han sido muchas. Y no solamente de hombres machistas renuentes a
reconocerse en pie de igualdad con las mujeres, sino también de mujeres que todavía no
abandonan o superan las ideologías, tradiciones y costumbres contrarias a la libertad y la igualdad
de género, mismas que siguen transmitiendo de generación en generación, particularmente en los
países subdesarrollados, como México.
Basta ver la actitud de amplios sectores, de mujeres y hombres, de la política y la sociedad en
general, que toman a este día como si se tratara de un festejo, incluso de una fecha comercial, en
la que mandan felicitaciones, flores y mensajes como si se tratara del día de la madre o del amor y
la amistad. Reflejan bien su ignorancia o de plano su aprovechamiento de una fecha que nada
tiene que ver con el espíritu de la lucha por la igualdad de género. Hay que enseñarles un poquito
de historia, porque a quienes sí saben de ella, provocan no menos que pena ajena.
A los actos conmemorativos se suman las protestas de diversas colectivas. Protestas contra los
gobiernos e instituciones que no han sido capaces de frenar los crecientes indicadores de violencia
contra las mujeres, que las han tomado como bandera política y carne de cañón, que no tienen un
auténtico compromiso con la igualdad y la equidad. Que se han aprovechado, incluso de los
movimientos sociales, para sacar raja política. Que intentan usar a las mujeres para impulsar
candidaturas a puestos de representación popular.
Por supuesto que las mujeres concientes habrán de salir en estas horas a las calles de todo el
mundo a manifestarse. Elevarán la voz y se harán escuchar, con todo el derecho de hacerlo, ante
la indolencia de las autoridades, cuya miopía las hace ver en ellas un peligro y un adversario,
contra el cual protegerse, como quedó expresado en días pasados por el secretario de gobierno de

Morelos, Samuel Sotelo Salgado, y en las amenazas de denuncias penales de José Antonio Ortiz
Guarneros. Esas serán las voces, las de las protestas, los referentes de la realidad que vivimos y
viven las mujeres. No las felicitaciones banales, ni los cursis festejos que denotan, además de
ignorancia, hipocresía y falsedad.
Y para iniciados
Hasta donde van las comparecencias de los funcionarios del gobierno estatal, para la llamada glosa
del informe del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, no ha habido nada nuevo ni nada que sea de
trascendencia o utilidad para el pueblo morelense. Sigue siendo una inútil pasarela. Cuánta
diferencia con las sesiones de control de gobierno que se llevan a cabo en países con democracias
consolidadas, en las que no sólo los burócratas, sino los gobernantes, rinden cuentas y se toman
decisiones. Nuestra burocracia sigue siendo, penosamente, desde Palacio Nacional y hasta los
ayuntamientos, una que en vez de rendir cuentas y someterse a escrutinio, no busca más que
lucirse.
La información es PODER!!!

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