PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Quedarán grabados como ingratos recuerdos en la historia morelense los desdenes del actual gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, no su presencia ni sus discursos, sino sus ausencias y sus silencios. Ayer nos propinó uno más en el aniversario 104 del asesinato del generalísimo Emiliano Zapata Salazar.

Simplemente no se presentó. Ni un vídeo, ni una excusa, ni un acto conmemorativo a la altura de la memoria del caudillo del sur. Sin duda, la más significativa fecha local, en la que perdió la vida el más congruente entre todos los líderes revolucionarios. Una tragedia que marcó la historia local y nacional. Y el gobernador, nada más no acudió, como en muchas otras ocasiones.

Ya si hoy o después ofrece algún tipo de explicación, trata de justificarse por haber viajado a donde quiera que haya sido o tenido cierta complicación de tipo personal para no asistir, al menos diez minutos a la ceremonia, será lo de menos y dudo que haya quienes le concedan el beneficio de la duda.

Quizá pudiera comprenderse la excepción, una inasistencia auténticamente justificada, por haberle fallado al pueblo de Morelos el día de ayer. Pero no se trata solamente de eso, de sus repetidas e incomprensibles ausencias, sino de todo lo demás en lo que le ha venido fallando, primero a los cuernavaquenses, cuando fue presidente municipal, y luego en los años que lleva formalmente al frente del gobierno estatal.

Ni los cientos de millones de pesos gastados en pago de publicidad, ni las entrevistas a medios de comunicación deportivos o a empresas de dudoso profesionalismo y hasta de existencia fidedigna han servido ni servirán para quitarse el estigma que él mismo se ha empeñado en fijar en la opinión pública. Visto y valorado como uno de los peores, si no como el campeón de los peores gobernadores contemporáneos del país, Cuauhtémoc Blanco corre el riesgo también de ser calificado a su salida como el peor gobernador en la historia de Morelos.

Los resultados, los números, las estadísticas y el rendimiento de las políticas y programas de gobierno, en la materia que usted indique, ya sea inseguridad, combate al crimen organizado, economía, empleo, inversiones, infraestructura, lo que usted quiera, poco ayudan, al contrario, a salvar la imagen de un gobierno que ha decepcionado a propios y extraños.

Puede ser que usted y yo nos preguntemos ¿y por qué, después de tantos años, todo esto sigue así y Cuauhtémoc no cambia ni parece que tenga intenciones de cambiar en lo poco que le reste de su mandato? Pues porque se siente protegido, primero, por su fama de futbolista que todavía puede generar simpatías electorales y votos, sobre todo en donde no se sepa cómo ha sido su desempeño en la administración pública. Segundo, por la protección que ha recibido desde el gobierno federal, una vez del entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y ahora, del presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien, sin más, lo exonera públicamente. Y, tercero, porque ahora tiene el arropamiento partidario de Morena y de su líder Mario Delgado Carrillo.

Si ya pronto se va de campaña o no, resulta lo de menos. Ahora deberíamos preocuparnos por cómo vamos a enderezar el barco una vez que este gobierno se haya ido. Y ocuparnos de que quienes lo acompañaron como fieles a su servicio ya no continúen en los mismos ni en otros puestos públicos.

Y para iniciados

A López Obrador ya se le juntaron mucho las evidencias sobre la realidad de su gobierno. Pesarán en el ánimo de los votantes para las próximas elecciones tanto las erratas en la investigación de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, que no haya ningún elemento que lleve a castigar las irregularidades en Pemex, más que quizá a Lozoya, el descubrimiento del fraude más grande de la historia en Segalmex, los elevados costos de sus mega obras, que tardaremos muchos años en pagar para que lleguen a ser rentables o al menos no barriles sin fondo y todo lo demás. La apuesta de este gobierno es que los programas sociales y las mega obras alcancen para convencer. La moneda está en el aire.

La información es PODER!!!

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