PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

A pesar de los ataques, la estigmatización y la polarización impulsada por Andrés Manuel López Obrador en contra de los medios de comunicación y de los usuarios de redes sociales que tienen posturas y opiniones diferentes de las suyas, hoy por hoy, son las fuentes de información que sirven como contrapeso a su ejercicio de poder vertical y cada vez más autoritario.

El fenómeno político del crecimiento inusitado de apoyos en torno a la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz para el 2024, fue impulsado desde las mañaneras, así, en los medios y en las redes, tras los intentos fallidos de descalificar y descarrilar a la senadora panista, en medio de la construcción del Frente Amplio por México, única opción viable para presentar una candidatura competitiva que haga frente al partido oficial y a sus aliados.

Las intentonas de AMLO para desacreditar al bloque opositor, lejos de dividir a los disímbolos partidos de oposición, los han unido más. El proceso de selección de la coordinadora del FAM está llegando a un final con menos tropiezos de los que se vaticinaban en las mañaneras y sin rupturas que les signifiquen pérdida de preferencias.

Xóchitl Gálvez será la coordinadora del bloque opositor y, salvo algún suceso extraordinario, candidata a la Presidencia de la República, el próximo año. Andrés Manuel podrá decir que ya lo había anticipado, que sus instintos certeros -y, yo agregaría, sus espías- no se equivocaron. Pero lo cierto es que el mismo presidente dio pie para que se fueran aglutinando las inconformidades con su régimen en torno a la figura de Gálvez. Y no sólo por parte de los partidos políticos, sino también de las organizaciones de la sociedad civil, de la gente que no simpatiza con ningún partido político y de las clases medias que tanto desprecia y odia López Obrador.

Los partidos opositores tienen claro el tamaño del reto, el peso específico de cada uno de ellos y la elección de Estado que tendrán que enfrentar. Saben que una división sería fatal para el proyecto que encabezará Xóchitl Gálvez. Pero, a su vez, que mantenerse y resistir los embates de López Obrador, sean directos o a través de sus seguidores a ciegas, los seguirá fortaleciendo.

Mezquinos, marrulleros y politiqueros repetirán las palabras del presidente, atacando y denostando a la senadora panista. Seguirán haciéndole el juego, en medios y redes. Pero, aunque les pese todo los que les pese, su cantaleta de que ha sido impuesta por la oligarquía, por un grupo de hombres y cuanta descalificación escuche usted no hará más que consolidar la impresión de que al gobierno sí le da miedo que se vuelva producir una oleada de votos como la que en 2000 dejó fuera de la presidencia al Revolucionario Institucional.

Si este escenario se llegara a presentar podría también tener efectos en las elecciones locales, donde las candidatas y los candidatos del Frente opositor potencializarían sus posibilidades de triunfo. En particular, en las entidades federativas donde los gobiernos morenistas han sido un fracaso, como es el caso de Morelos.

Y para iniciados

Ahora que la guerra de las encuestas ya se desató de plano en Morelos, vale la pena señalar a quienes creen que con su publicación se puede manipular la opinión de los posibles electores. Eso es falso. Las encuestas, ya sean reales o cuchareadas, hechas por profesionales o por empresas de esas que surgen quién sabe de dónde, cada que hay elecciones, podrían influir en el ánimo del aspirante, de sus equipos de trabajo y en el de los líderes políticos, pero no existe evidencia de que influyan en el ánimo de los electores. Todo lo contrario, cada vez que han pretendido hacerle creer al electorado una falsa realidad, los resultados de las elecciones ponen a cada quién en su lugar.

La información es PODER!!!

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