Por Francisco Hurtado Delgado

Uno de los objetivos principales del Sistema Nacional Anticorrupción en México es la de establecer mecanismos para combatir la corrupción. La cuestión es si está funcionando este sistema porque ¿Has notado la presencia de mecanismos anticorrupción en nuestro sistema de gobierno? ¿Ha disminuido o se ha disuadido al menos la corrupción en México?

El Sistema Anticorrupción es una instancia descentralizada y está integrada por siete organismos independientes e interconectados, sin duda, es un paso muy importante hacia el combate efectivo. Para comprender mejor lo delicado que es este tema, me parece oportuno recuperar la siguiente reflexión: la investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), María Amparo Casar, en su obra: Anatomía de la Corrupción, considera a la corrupción como el tema más preocupante que la pobreza, porque impide el desarrollo económico y el correcto aprovechamiento de los recursos públicos, es decir, considera que, sin corrupción, la pobreza se erradicaría.

Uno de los integrantes de este comité Coordinador del Sistema Anticorrupción es el de Participación Ciudadana, tanto en lo nacional como en lo estadual, mismos que deben estar integrados por ciudadanos honorables y de prestigio, que se hayan destacado por su contribución a la transparencia, la rendición de cuentas o el combate a la corrupción.

La corrupción día a día crece, la impunidad descarada y cínicamente se muestra en nuestra vida; pero ahora bien, cabe preguntarse ¿Qué pasa con el Sistema Anticorrupción? pues citaré como ejemplo la reciente elección en el Estado de México que, para renovar uno de los lugares del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Anticorrupción del Estado de México y Municipios, la autoridad responsable no se basó en mecanismos objetivos que garantizaran la elección de las personas idóneas, con base en sus méritos personales y capacidad profesional para el ejercicio de la función encomendada. Así será muy difícil combatir la corrupción.

Qué podemos esperar de este Sistema Anticorrupción, que ni siquiera en su propia casa existe la transparencia, honestidad y correcto desempeño de esta instancia; si es evidente esta situación en esa entidad o en otras ¿por qué son omisos de intervenir los jerárquicamente superiores para actuar?; ahora bien, si esto sucede en el interior, que puede estar ocurriendo en el exterior, pero como dice el refrán “Todo juez, por su casa empieza”

Estamos en el momento indicado para corregir el transitar de la vida pública de México, hacia un destino en donde se cambien los intereses particulares de los que dirigen nuestras instituciones, por acciones que concedan un bien colectivo; concretamente en este Sistema Nacional Anticorrupción debe ganarse la confianza de la sociedad, también se debe de realizar una reingeniería a fondo, con el fin de establecer orden, resultados y evidencias de un verdadero cambio y no constituirse en instancias de membrete.

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