PERSPECTIVA, por Marcos Pineda Godoy.

Hoy inician las campañas electorales en México. Candidatas y candidatos a los puestos de elección popular en el nivel federal, o sea, a la Presidencia, al Senado y a la Cámara de Diputados, ya pueden legalmente llevar a cabo actividades proselitistas, pudiendo abiertamente pedir el voto, hacer propuestas de gobierno y ofrecer compromisos al electorado. Aunque, lo cierto es que ya llevamos un año de competencia preelectoral. 

Hasta el momento de escribir estas líneas, Xóchitl Gálvez es la única que ha realizado un arranque formal, en Fresnillo, Zacatecas, acompañado de una movilización de ciudadanos en múltiples localidades del país. Se enfocó al tema de la inseguridad, el miedo que tenemos los ciudadanos a padecerla y prometió construir una prisión de muy alta seguridad, en la que ningún delincuente quisiera llegar a caer. 

Claudia Sheinbaum publicó con un poco más de anticipación una invitación para que la acompañen hoy en el Zócalo de la Ciudad de México, a las cuatro de la tarde. Y Jorge Álvarez Máynez hizo algo similar. Ella y él, a través de videos en las redes sociales. 

Las candidatas, oficial y opositora, y el candidato testimonial de Movimiento Ciudadano, dieron así la primera señal de la importancia que tendrán las redes sociales en este proceso electoral. Sin embargo, debe notarse que ya Xóchitl tomó el tema de la inseguridad, como una efectiva bandera para remover las consciencias y los sentimientos de quienes, por más que el gobierno trate de aparentar lo contrario, perciben lo mal que sigue el país en esa materia. Ya veremos más tarde qué plantean Sheinbaum y Álvarez. 

Como lo comentamos ayer, hoy toca hablar del Partido Acción Nacional en Morelos. ¿Por qué primero del PAN? Porque iremos analizando cómo arrancan los partidos, según la secuencia cronológica en que quedaron reconocidos oficialmente, nacionales o locales, pues así en ese orden aparecerán en las boletas electorales, tal como lo marca la ley. 

Fundado en 1939, basado en una ideología conservadora y de derecha, creado para oponerse al régimen revolucionario del siglo pasado, Acción Nacional ha jugado de segunda fuerza electoral la mayor parte de su existencia, salvo cuando tuvo el poder presidencial, de 2000 a 2012. Sus niveles de votación promedio le dan como para tener en este momento por ahí de un 17% de las preferencias electorales. A la vista, insuficientes para ser competitivo en la elección presidencial por sí sólo. Además de que carece de liderazgos nacionales, como los tuvo en otros momentos. Al contrario, sus figuras icónicas están desgastadas y no cuentan con una buena imagen pública, comenzando por su líder nacional, Marko Cortés Mendoza. 

Algo similar pasa en el estado de Morelos. Las personalidades panistas de renombre ya no están vigentes o se fueron a otros partidos políticos. Y la intención de voto por partidos políticos lo sitúan también en un 17% en el estado de Morelos. Cuenta con un voto tradicional, proveniente de las clases medias urbanas, que quizá pueda verse incrementado por el voto de castigo contra el partido que llevó al poder estatal al gobernante con el mayor desprestigio en la historia política local. 

Aunque Dalila Morales, su actual dirigente en la entidad, goza de buena reputación y ha demostrado ser sensible y comprometida con las causas de su partido y su militancia, lleva a cuestas el peso del desprestigio de los hermanos Martínez Terrazas. 

Al igual que a nivel nacional, un adecuado posicionamiento dentro de la coalición opositora resulta indispensable para que el PAN pueda dar buenos resultados, en votos, principalmente en Cuernavaca, la zona metropolitana y, en los altos de Morelos, de la mano de Paco Sánchez Zavala.  

Y para iniciados: 

Los números no mienten, pero sí hay quienes mienten con los números. Hay asesores de campaña y candidatos, confiados en la ilusión de generar una percepción de superioridad estadística, en las encuestas. Sólo dos tips, si los quieren considerar: Uno, no hay evidencia de que la publicación de encuestas influya en el ánimo de los electores. Influye en el ánimo de los candidatos y de sus equipos de campaña. La forma de conectar con el electorado es otra. Dos, el fenómeno del voto oculto, es decir, que los electores no quieran revelar cuáles son sus preferencias efectivas, podría dar un giro a los resultados esperados. La moneda electoral está en el aire.  

La información es PODER!!! 

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