Por Jorge Meade Ocaranza

Las noticias de hechos que no quisiéramos que pasaran viajan más rápido que las buenas; me llamaron del rumor a la confirmación, atentaron contra Juan, por el rumbo de su casa decían.

A fines de 1978, siendo dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad del Estado, una generación de jóvenes (muchos veníamos de la Preparatoria #1,) decidimos incursionar en la vida partidista. Algunos terminábamos nuestros estudios y éramos una generación muy plural, con dirigentes muy combativos y luego nos contactó José Ramón Martel, entonces ya líder del MNJR del PRI.

Buscamos la dirigencia juvenil en el Estado y había algo que nos unía: nuestro origen universitario. En este sentido, faltaba más presencia en zonas urbanas y fue cuando tuve el primer encuentro con Juan Jaramillo. Nos conocíamos de saludo, como muchos coincidí con él en el negocio de su señora madre, la fonda de “La Güera”, en el mercado.

Rápido acordamos y nos sumamos, como él era directo, me comentó sobre qué espacios le tocaban y eso llamo mi atención; quería la Secretaría del Deporte y la Coordinación de Eventos.  Después ganamos la elección y Juan organizaba torneos de fútbol en colonias y comunidades. Recio, con una agilidad mental para dar respuestas, desconfiado, audaz, simpático, buen amigo y mejor adversario, de mecha corta, desde entonces nos medimos como el decía. Siempre leal en sus acuerdos, terminó el Gobierno de Bejarano e inició el de Don Lauro Ortega; en campaña nos ganamos cada quien espacios, se ganaban entonces trabajando, exigiendo se nos acusaba de rudos, pero cada quien en lo suyo. Desde entonces, ganamos espacios políticos, se nos respetaban pero había resultados, presencia,

Juan y Javier en ese entonces tuvieron dos brazos políticos: la Alianza de Barrios y el periódico El Clarín y por nuestra parte el GUMAC que inició con Tomás Osorio, Alejandro Pacheco en la Universidad y en mi caso en el MNJR en el PRI.

Juan se organizó en las zonas urbanas, (más en específico en Cuernavaca) y recuerdo que un día pasó lo inevitable: nos enfrentamos como grupos en búsqueda de la candidatura de Cuernavaca y cada uno tenía el suyo. Aún lo recuerdo porque hubo de todo, incluso se llegó al enfrentamiento, al final no hubo vencido ni vencedores, cada uno tomó sus espacios. 

Juan creció, se organizó, tenía una gran capacidad de movilización a su estilo y con un sector muy definido, coincidimos en campañas, regidor, diputado local, diputado federal a la muerte de Alfonso Sandoval Camuñas. Su temperamento y su origen lo hicieron más combativo; algunos decían se pasa, irruptivo, amaba Cuernavaca, el centro de la ciudad era su espacio natural decía Victor Cinta en paz descanse. En pocas palabras: un orgulloso morelense.

Donde pasó Juan, dejó huella, no pasó desapercibido, su formación y experiencia lo hicieron más agudo y frontal, sensible con un claro compromiso social, gestor incansable, abrió mucho espacios de participación para la gente. Así era: extremo querido y temido.

Muchas veces acordamos y siempre cumplió, recuerdo que hace dos años, siendo candidato a gobernador nos reunimos, no coincidimos pero de frente actuó. Era mejor así de frente como él era, no como muchos que juegan dos bandos y le reconozco que a mi hijo Jorge le tuvo un gran aprecio, “El chiqui fraile” le decía. Nos vimos dos veces antes de conocer la tragedia, la emboscada y solo así pudieron, de frente no.

Juan no se abría, tuvieron el un acto cobarde de acribillarlo. Escuché a la hija de Javier exigir que la autoridad haga su trabajo y que fue un tema político lo que provocó su muerte.

Nadie puede permitir que los hechos no se esclarezcan y dejar que pase el tiempo para olvidar como ahora se hace. Los Jaramillo son una gran familia y sin duda el deseo de su señora madre que se mantuvieran unidos, hoy es su fortaleza.

Damos un adiós al amigo Juan, con quien coincidí en el quehacer político y su muerte duele. A veces estuvimos sumados, otras no, pero siempre nos respetamos, cabal y honorable siempre.

Solo espero se haga justicia y no este crimen no quede impune como otros. Mis condolencias a la familia, a todos les aprecio y respeto.

Artículos Relacionados

Deja un comentario