Por Jorge Meade Ocaranza

A finales de este año, estarán tomando posesión de sus cargos los nuevos presidentes municipales, diputados federales y locales, en una de las etapas con el nivel más bajo de resultados por parte de autoridades de los últimos 50 años en Morelos. La gran mayoría, quienes fueron electos en el 2018, sumados a la fortaleza electoral del entonces candidato a Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Estos personajes llegaron sin siquiera pensarlo y abundan las historias de cómo buscaron quien tenía los papeles necesarios, cuando estaban a punto de cerrar los registros como candidatos por MORENA y sus aliados, siendo el PES el partido más beneficiado que a nivel nacional perdió su registro, (incluso ahí están los números), por lo que Cuauhtémoc Blanco, después de su pésimo desempeño como presidente municipal de Cuernavaca (de no estar aliado con MORENA), realiza su postulación a Gobernador; otro gran beneficiado fue su alfil, socio, cómplice y amigo Jorge Argüelles, quien contratando la estructura de Amado Orihuela y apoyado por Rosalina Mazari, ganó la diputación por Jojutla sin conocer el distrito. La mezcla de intereses, le dieron el triunfo y siendo un pésimo legislador, ahora viene a buscar la presidencia de Cuernavaca apoyado por el PES y personajes como Cuauhtémoc Blanco y Hugo Eric Flores, este último personaje, inhabilitado por la Contraloría de la Federación por malos manejos, encontrando en Morelos más recursos para formar nuevamente el PES.
Las quejas de la gran mayoría de los presidentes municipales ante la gestión de Cuauhtémoc Blanco como gobernador han sido constantes: han hecho lo que han podido hacer; las obras e inversiones las centraliza Cuauhtémoc Blanco y su hermano Ulises para dárselas a sus amigos constructores de fuera, con sus respectivas comisiones que van desde el 30 al 40% por asignar una obra o contrato de servicios.
La delincuencia también avanzó por la falta de coordinación con los Ayuntamientos, derivando en un crecimiento en la inseguridad, secuestros y feminicidios. Así Cuauhtémoc, el gobernador de Morelos, sobresale para vergüenza de los morelenses como el peor gobernador del país, acusado permanentemente por la corrupción de su gobierno debido a su ausencia e ineptitud.
Sin duda, con el paso del tiempo y terminado su periodo de gobierno, se conocerá quien ha estado detrás de las más de dos mil muertes violentas en su administración (incluidas las ejecuciones de 50 líderes políticos), muchos de ellos, los le señalaron su ineficiencia y corrupción. En este sentido, se necesitan presidentes municipales fuertes, con capacidad y compromiso con la ciudadanía; el dilema es que con 23 partidos políticos en competencia (unos libres y otros subsidiados por Cuauhtémoc Blanco), resulta difícil tenerlos, aún más puede que resulte un triunfador con pocos votos de margen y resultará legal sin duda, pero poco legitimado. Con esto, los vicios seguirán creciendo y los gobiernos municipales y el estatal, salvo sus excepciones, las cuales serán botín de sus distintos grupos.

Y qué decir de los legisladores, que al final se convirtieron en cómplices y comparsa de excesos y corrupción.
La importancia de elegir presidentes municipales oriundos, con arraigo, con una trayectoria pública donde se destaque su prestigio y capacidad serán en beneficio de los ciudadanos, después no hay que quejarnos.

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