Francisco Hurtado Delgado

Conmemoramos el mes naranja, el primer voto electoral femenino en la democracia, el día de la mujer, día de la eliminación de la violencia, pero con estas prácticas conmemorativas no son suficientes, porque no disminuyen o eliminan la violencia hacia las mujeres; se ha explorado para erradicar este terrible mal de la violencia de diversas maneras, pero ¿Qué más debemos hacer para concientizar a los hombres y a la autoridad gubernamental de no más violencia contra las mujeres y niñas?

Se han construido instituciones y acuerdos nacionales e internacionales como: tratados, protocolos, declaraciones, organizaciones, defensorías, leyes específicas, unidades especializadas para la mujer, procuración e impartición de justicia especializada para la mujer, hospitales para la mujer, casa para la mujer, resultados que han mitigado la violencia, sin embargo, día a día crecen las cifras de los feminicidios y discriminación hacia la mujer.

En la prevención, se han elaborado programas específicos en escuelas, difusiones públicas e instituciones especializadas, estableciendo buenas prácticas para la eliminación de la violencia; en la procuración de justicia por una parte ha faltado la cultura de la denuncia por diversas razones y por otra, la falta de que prosperen las carpetas de investigación ante una impartición de justicia.

A pesar de las dramáticas cifras de las estadísticas y de los aterradores actos que nos relatan frecuentemente los medios de comunicación, se nos plantea cada vez que los conocemos, una sensación de incredulidad, de desconcierto y una necesidad de explicar por qué ocurren estos hechos en contextos cercanos a nuestro lugar de convivencia ¿por qué las cifras de feminicidios van en aumento?

Nos cuesta aceptar que las personas sin una enfermedad mental también tienen maldad. Esto depende del contexto cultural, de los valores aprendidos, de la forma de ser de la persona, de si tiene o no control de sus emociones”, explica el psiquiatra Yuri Cutipé.  Además agrega que: “No hay ninguna enfermedad que se caracterice por tendencias incontenibles solo contra mujeres. De modo que el problema de la violencia no es un problema de salud mental sino de una sociedad enferma, pero no en términos de enfermedades como esquizofrenia o psicosis, sino en cuanto a la manera de relacionarse unos con otros”, comenta el especialista.

Lamentable lo que expresa por otra parte Fernández Villanueva quien manifestó con toda crudeza: “a las mujeres nos matan antes”, hagamos de nuestra sociedad una vida digna con inclusión y con cero tolerancias al acoso y a la violencia, debemos unir esfuerzos y construir una cultura que denuncie y erradique estos actos que tanto daño hacen a la sociedad y particularmente a las mujeres y niñas.

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