Perspectiva Electoral

Por Marcos Pineda

Parecería que el concepto de “partidos cachalotodo” es una broma, pero no es así. Se trata de un fenómeno muy complejo, propio de las democracias contemporáneas. El concepto de “Catch all parties”, como se escribe en inglés, ha sido estudiado por diferentes politólogos norteamericanos y europeos desde los primeros años de este siglo. Entre otros destacan, Brooks y Courtney, de Inglaterra, así como Marland y Johnson, de Canadá.

En origen, fue aplicado a ciertos partidos de nueva creación cuya ideología ya no era claramente concebible como de derecha o de izquierda, sino que buscaban ganar votos abanderando causas sociales, económicas y políticas al margen de los posicionamientos ideológicos. Sin embargo, no tuvieron más que un éxito marginal, mínimo, puesto que las causas sociales y las banderas políticas suelen asociarse en forma natural e histórica con posiciones de carácter ideológico.

Por ejemplo, asumir la lucha por la igualdad de género es una causa histórica e ideológicamente asociada con las posiciones de las izquierdas, mientras la oposición al aborto, en cualquiera de sus formas, bajo el argumento de la defensa del derecho a la vida, es un planteamiento, también histórica e ideológicamente de las derechas. En algún momento, los estrategas de este tipo de partidos se encontraron ante severas dificultades para lograr que el electorado se identificara con ellos, simpatizara con sus plataformas electorales, y diera el voto a sus candidatos.

Y aunque el concepto de partidos cachalotodo sigue siendo utilizado para identificar a los partidos políticos que carecen de un posicionamiento ideológico claro y optan por tratar de obtener el voto de todo tipo de electores, sin importarles si los votantes tienen una u otra orientación ideológica, la utilidad del concepto se ha venido ampliando para referirse a aquellos partidos que, teniendo una ideología definida, ya sea más hacia la izquierda o hacia la derecha, han optado por acercase más hacia el centro, puesto que los estudios sobre el comportamiento electoral han demostrado que la mayor concentración del voto que puede definir el resultado de una elección se encuentra ahí, precisamente donde están también las clases medias.

De esta manera, el pragmatismo de los partidos sin una ideología clara, denominados cachalotodo, se ha extendido a los demás partidos políticos, incluso a aquellos con una larga historia e identificación con ideologías determinadas. Si bien la lucha entre el izquierdismo comunista y el derechismo neoliberal no es en este momento un tema de gran relevancia, sí lo es el de los modelos de gobiernos centralistas, cobijados en discursos de izquierda, y el del modelo neoliberal que sigue dando la pelea para no sucumbir ante las crisis a que ha llevado a los países donde se ha instaurado. Izquierdistas y derechistas se han ido alejando de la sustancia ideológica, de las convicciones y los principios por los que dicen luchar, para dar paso al pragmatismo del ganar por ganar, del poder por el poder.

Ejemplos de ello en México son el PAN, que se niega a reconocerse como un partido de derecha, el PRI, que nació con claros principios de izquierda y ahora cómodamente se quiere asentar en un centro que lo absuelva de la necesidad de posicionarse ideológicamente, el PT, que se dice de izquierda, pero sus legisladores resultan más conservadores que los curas calvinistas, y por supuesto, el partido cachalotodo por excelencia en México: el PVEM.

Para iniciados

Con un récord de más de 90 millones de votos enviados con anticipación por correo, un sistema de urnas electrónicas que ya no dan la misma confianza que al inicio de su incorporación, un presidente Trump tan nervioso ya con los resultados de las encuetas que anuncian su derrota, miembros de Morena y simpatizantes de AMLO llamando al voto por su amigo Donald… hoy por la noche deberíamos de saber si Biden obtuvo los suficientes votos electorales para relevar al actual mandatario estadounidense. Tres escenarios podemos esperar: 1) El triunfo de Biden seguido del berrinche de Trump aceptando su derrota, 2) El triunfo de Biden, seguido de un silencio de Trump y luego su reconocimiento, que quizá tarde, pero sería lo más civilizado y 3) La caída del sistema electoral estadounidense, al hacer efectiva, Trump, su amenaza de desconocer los resultados electorales. La única manera que tiene Trump de seguir en el cargo es a la mala. Ya veremos qué pasa hoy por la noche.

Excelente martes.

La información es PODER!!!

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