Por Jorge Meade Ocaranza

Para quienes iniciamos en el PRI en Morelos, nuestra participación política desde jóvenes, marcó toda una generación; ejemplo de ello, fue la Profesora Emma Victoria Campos Figueroa, un ejemplo de congruencia, mujer que creyó y pregonó los principios ideológicos del partido; política de tiempo completo; el PRI y la CNC eran lo que movían su vida.
La maestra, la madre, la abuela, desde hace años insistía que pasaba el tiempo y que el PRI y la CNC en Morelos estaba secuestrada por grupos que sólo se beneficiaban de las organizaciones y no tenían compromiso político ni social; los movía la ambición y el poder. Ahora, en su ausencia física retomo sus preocupaciones. Antes de fallecer, había sido designada por el comité nacional de la CNC como responsable.
Y efectivamente, el PRI y la CNC, ante la ausencia de un gobernador priista, ha estado controlada por grupos desde hace casi 20 años, incluso personajes como Amado Orihuela (quien hoy se va a hacer daño a otro partido), exprimió al PRI y la CNC hasta que casi los destruyó. En este sentido, fue responsable por aquellas actitudes de cacique, en pervertir la actividad política; se adueñó de una región del Estado; dinero no le faltó, bueno y malo, dejó al PRI queriendo victimizarse y el daño que hizo fue enorme, por lo que ante su amenaza, nadie le pidió que se quedara.
En el PRI Morelos, su actual dirigente Jonathan Márquez es un cuadro hecho desde su juventud, joven de Temixco que conoce el partido en sus entrañas; ha recorrido el Estado y forma parte de una generación que estuvo a punto de perderse por estos grupos que controlan al PRI.
Por dos grupos (los más visibles), el PRI perdió hombres y mujeres valiosos que se cansaron de sus prácticas de corrupción y extorsión. Fue la época de las candidaturas que se vendían; desde ser candidato a regidor, hasta presidente municipal o diputados tenía un costo, -incluso hasta pagarés pedían firmados para asegurar el cobro-, o si tenían capacidad de movilización y estructuras que pagaban (producto de los espacios que les daba el PRI). La riqueza de muchos de ellos es inexplicable: pasaban desde la amenaza verbal y política, hasta la agresión física, incluso alguna vez se señalaron desapariciones.
Hoy por hoy, Jonathan Márquez, presidente del PRI Morelos, es parte de una generación de priistas jóvenes maduros que se decidieron a limpiar la casa; no dejarse intimidar ni chantajear por estos grupos muy visibles que son duros para negociar dentro del partido, pero dóciles con los gobernadores en turno; denunciando vehementemente que el partido va mal cuando no les toca un espacio, a pesar de que han acaparado las principales candidaturas a gobernador, senador, diputados federales, presidentes municipales, dueños de plurinominales y regidurías. A ellos les ha tocado todo, incluso instalaron un sistema de extorsión para los presidentes municipales, profesionalizaron ser opositores, el control del PRI les daba eso y más; no competían para ganar, lo hacían como negocio; sabían más hacer perder a los priistas que no les simpatizaban, que ellos construir una propuesta para ganar.
Los chantajes, el mentir, el negociar con los opositores y manipular los han distinguido. El PRI solo les importa como vehículo, para nada la ideología o los principios; para ellos eso no existe; para esos grupos todo es negociable, critican al PRI y amenazando que se van pero nunca lo hacen, me pregunto quien los querría.
Hoy tienen candidaturas, y así como ayer y en los pasados procesos también las han tenido y siguen exigiendo y victimizándose; nada es suficiente para ellos.
Sí le invierten, pero con una visión de empresa; es decir, lo hacen para ganar, incluso ya han creado sus propias franquicias, que se traduce en la creación de nuevos partidos.
Muchos de ellos nunca han trabajado en una tarea profesional o administrativa, son líderes profesionales de carrera.
Jonathan se decidió cerrar el paso a estas prácticas; él lo sabe como muchos y deja al descubierto que juegan dentro, fuera y contra el PRI; además ni se van y dañan como caballos de Troya.
La dirigencia del PRI en Morelos enfrenta duros retos, como por ejemplo la embestida por dentro de estos grupos que no acaban por irse, teniendi un complejo proceso electoral hacía fuera.
Ya se decidió limpiar la casa y esto claro que tiene un costo, pero ya se habían tardado en hacerlo. Vendrá una oleada de declaraciones y amenazas y eso saben hacerlo.
El motivo: que el PRI se está renovando.

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