PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Luego, e incluso en medio, de haber padecido malos gobiernos, las consecuencias se dejan sentir. La economía, las relaciones sociales, la política, la educación, la ciencia… en fin, los rubros que usted diga se ven afectados, en mayor o menor medida. Sobrevienen las quejas, los lamentos.

No son pocas las ocasiones en que comunidades, pueblos o naciones han elegido, con la mejor intención, a sus representantes. Creyendo, con gran esperanza, en un mejor futuro. La decepción llega más pronto que tarde. Aquellos, a quienes encomendaron representar sus intereses dan la espalda a sus electores. Tácita o explícitamente, procuran sus proyectos personales y de grupos.

México ha pasado por muchos de estos momentos a lo largo de su historia. El nacionalismo oficial y patriotero, de izquierdas y derechas, de conservadores y liberales, se nutre de mitos y leyendas, reescribe la historia. Monta efigies exaltadas, bajo una guía ideológica a conveniencia del sistema y del grupo dominante.

Como esa forma de proceder ha funcionado a sus intereses, lo siguen haciendo. ¿Cuántas veces no escuchamos al PRI hablar de cambio y transformación sin que nada en el fondo cambiara? ¿Qué ya se olvidó la desfachatez del PAN al hacer uso del poder para dejar peor al país de cómo estaba antes de Fox? Y ahora, con sus otros datos, mintiendo todos los días a nombre de un pueblo, al que llaman bueno y sabio, pero del que se aprovechan, que usan, en el que se escudan ¿de verdad cree usted en estos políticos cuatritransformistas?

La pobreza no ha disminuido. Todo lo contrario, hay millones más de pobres en el país. La inflación ha dejado a decenas de miles de familias sin posibilidades de cubrir sus necesidades básicas. Los programas sociales ayudan, sí, pero no sirven para lograr progreso y superación, sino para crear una clientela electoral empobrecida. Las calles, ya casi en cualquier lado, se sienten inseguras. La educación, ni qué decir. Si ya estaba muy mal, va para peor.

En fin. Pareciera un ciclo interminable de esperanza y lamento. Aunque, sí hay diferencias sustantivas, pero sólo entre ideologías, entre los grupos de poder. En la forma como quieren mantener el control de las instituciones, someterlas o sustituirlas.

Mientras escribo, estoy escuchando la maratónica sesión en el Senado de la República. Diálogo con sordos morenistas, que ni atienden ni entienden, han ido desechando, una a una, ya no digan las propuestas de la oposición para discutir las ilegalidades constitucionales, que ya en este momento han quedado aprobadas, sino hasta las de sus propios miembros. Al mismísimo Ricardo Monreal le aplicaron la aplanadora.

Todavía queda el recurso de la impugnación ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, hoy consumó Morena y el presidente más mentiroso que ha tenido México un golpe a la democracia, el debilitamiento de las instituciones electorales, licencias para permitir que se violen las leyes electorales, la Constitución… es tiempo de lamentos.

Y para iniciados

América López, todavía titular de la ESAF, ganó atención y reflectores. Lo más probable es que pronto sea destituida. Pero no se equivoquen. Toda esta crisis, como todas las crisis que hemos padecido a lo largo de este sexenio, tienen un origen y un responsable con nombre y apellido. En dos palabras se resume: Cuauhtémoc Blanco.

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