PERSPECTIVA, por Marcos Pineda

Los niveles de inseguridad en Morelos alcanzados durante la administración de Cuauhtémoc Blanco son francamente alarmantes. Los datos oficiales, provenientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, no dejan lugar a dudas. La entidad se encuentra entre los nada honrosos primeros lugares en incidencia delictiva.

La asociación Morelos Rinde Cuentas, que se ha distinguido por hacer investigación y análisis con base en la información pública, reveló recientemente los cálculos de un comparativo entre todos los estados de la República, por cada cien mil habitantes. Debe tomarse en cuenta que no es igual dar cuenta de los datos duros por sí solos, es decir, por cantidad de delitos que se registran, que calcular según el número de habitantes, en forma proporcional. No es lo mismo, por decir algo, diez delitos de un tipo en un estado muy poblado, como lo son el Estado de México o Veracruz, que en uno con una mucho menor cantidad de habitantes, como Morelos o Tlaxcala.

Así, entre las 32 entidades federativas, en el 2022 Morelos terminó en el primer lugar en secuestro, despojo, violación y robo a banco. En segundo lugar, en robo de vehículo. En tercero, en feminicidio y robo de autopartes. En cuarto lugar, en homicidio doloso. Y en quinto, en robo de negocio y robo a transportista.

Con esos datos, queda claro que el discurso del gobernador, de que vamos bien y se está avanzando, va por un lado y la realidad camina en sentido contrario. Pero no es todo, vale la pena precisar algunos detalles sobre la evolución de la incidencia delictiva en los últimos años, pues a pesar de que en algunos tipos de delitos la cantidad ha disminuido, en proporción y comparación con otras entidades, Morelos sigue ocupando esos deshonrosos primeros lugares, lo que significa, en términos reales, que mientras en muchas otras entidades sí se ha avanzado en la prevención de delitos, aquí, nada más no.

Pongamos los ejemplos del feminicidio, el secuestro, el robo a banco y el robo de autopartes. Aunque han tenido del 2019 al 2022 una tendencia a la baja se sigue ocupando los primeros lugares, con especto a los demás estados. Casos diferentes los de los despojos, los robos de vehículos y los homicidios dolosos, que siguen una tendencia al alza.

El despojo, que pasó de 1,223 casos registrados en el 2019, a 1,228 en 2022. Los robos de vehículos, de 3,285 a 4,359. Un notable crecimiento en cuatro años. Pero el homicidio doloso, de 911 en el 2019 a 1,041 en el 2022. Y si lo comparamos con el 2015, con 480 registros, nos damos cuenta que, en lo que va del sexenio, la cifra de homicidios dolosos se fue a más del doble.

Como van las cosas, el sexenio de Cuauhtémoc Blanco terminará como el más violento en toda la historia de Morelos. Encima, dadas las declaraciones del vicealmirante José Antonio Ortiz Guarneros, advirtiéndonos sobre una escalada de violencia, por parte del crimen organizado, para este año, las expectativas difícilmente podrían ser peores.

Como dice la sabiduría popular, que Dios nos agarre confesados, porque vamos de mal a peor.

Y para iniciados

Las intenciones de Samuel Sotelo Salgado de dialogar y llegar a acuerdos con el Poder Legislativo no son una graciosa concesión ni condescendencia política. A Cuauhtémoc Blanco no le queda de otra que lograr acuerdos. Ya fuera para pedir licencia o para no seguir acumulando reveses jurídicos en la Suprema Corte, y hasta para contar con ciertas aprobaciones en el manejo presupuestario. Pero debe darse cuenta de que el tiempo de la plenitud en el poder local, ya pasó. Es hora de construir la salida y blindarse lo más posible, ante las auditorías e investigaciones que habrá si no llega a sucederlo alguien de sus, hasta hoy, leales seguidores.

La información es PODER!!!

Artículos Relacionados

Deja un comentario