PERSPECTIVA, por Marcos Pineda.

Solemos escuchar en estos días a los aspirantes a cargos de elección popular que esperarán los tiempos para definir una postura acerca de su posible participación. El temor de ser sancionados por los tribunales si caen en actos anticipados de campaña es real y seguirá así hasta que sepamos si el famoso Plan B de la reforma electoral prospera o no.

Sin embargo, los partidos políticos no están en la misma situación. Es más, por ley deberían estar desarrollando sus actividades ordinarias en tanto entidades de interés público, motivo por el cual cuentan con prerrogativas y financiamiento público.

A veces es difícil comprender lo que en estos organismos consideran “estrategias”, porque en varios casos parece más bien inmovilidad. Como si no presentarse públicamente, posicionarse sobre temas de interés general, realizar actividades políticas y confiar tan sólo en las campañas mediáticas en los tiempos oficiales que tienen asignados en radio y televisión fueran suficientes y los mantuvieran a salvo del escrutinio, la evaluación y la crítica.

Por un lado, puede ser que en parte consigan ese objetivo, pues cualquiera de las encuestas que usted vea mostrará la escasa confianza y credibilidad de los electores hacia los institutos partidarios, por lo cual mantenerse fuera del foco de la opinión pública los hace menos vulnerables.

Pero, por otro lado, pierden la oportunidad de crecer en el ánimo de los votantes, de ganar intención de voto a su favor, de generar atención a su programa político y sus propuestas específicas. Eso también se refleja en las encuestas. Pierden de vista que la construcción de una imagen fuerte, sólida, a los ojos de los posibles electores, es una de las variables fundamentales para que, llegado el momento, sus candidatos se vean beneficiados de la misma, o bien que su mala imagen reste a quienes decidan competir bajo sus siglas.

En el Tracking Poll del mes de febrero, de Consulting & Research Estadística Aplicada, para Irradia Noticias y Media Video, observamos el crecimiento electoral de Morena de 32 a 34 puntos porcentuales en intención de voto, en Morelos. Mientras, los principales partidos de oposición perdieron terreno, pasando el PAN de 17 a 15 puntos y el PRI de 10 a 9%, respectivamente. A diferencia del mes pasado, cuando, sumando el 5% de su posible aliado, el PRD, igualaban a Morena, entre los tres, en 32 puntos, ahora teóricamente perderían la elección, sin contar, claro, a los indecisos que podrían inclinar la balanza.

Estas y otras variaciones van a seguirse registrando a lo largo de los meses. Y eso se debe a que la intención de voto es un juego suma cero, es decir, lo que unos ganan otros lo pierden. No hay de otra, no hay manera de que todos crezcan. Es un cien por ciento del pastel electoral que habrá de estar en disputa permanente.

Dejar de lado la actividad política partidaria o no hacerla conforme a una estrategia bien diseñada, podrá mantenerlos en los mismos niveles de aceptación, en el mejor de los casos, pero es más probable que sus puntos bajen, como para el PAN y el PRI, cuya falta de presencia pública contundente los llevó a perder puntos a su favor. O que suban, como sucedió en este periodo con Morena, que a pesar de sus conflictos internos creció.  

Y para iniciados

Sobre los conflictos, la violencia y el chasco de carnaval de Tepoztlán ¿a quién le creeremos? ¿A Cuauhtémoc Blanco cuando afirma que la culpa la tiene el presidente municipal, David Demesa Barragán, por no avisarles a tiempo? ¿A Samuel Sotelo Salgado, quien reconoce sí fue solicitada la ayuda, pero no de manera clara, por lo cual no calcularon bien? ¿O al presidente municipal, que sostiene haber pedido en tiempo y forma el apoyo estatal, y cuya destitución exigen varios representantes de los barrios del Tepozteco?

No sé usted, pero desde mi perspectiva, ni a quién irle de los tres.

La información es PODER!!!

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