PERSPECTIVA, por Marcos Pineda Godoy.

Esas fueron las oraciones, cortas pero contundentes, que utilizaron, respectivamente, las candidatas presidenciales, Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo, en el mal llamado debate presidencial de ayer por la noche. Sobre si fue más interesante y revelador que el anterior encuentro, sí considero que lo fue. Y si moverá los números en las estadísticas de intención de voto, pues sí, es muy probable.

La candidata del bloque opositor fustigó una y otra vez a Claudia Sheinbaum, en forma repetida y directa. Xóchitl Gálvez hizo un recuento de los señalamientos en contra de la morenista, tanto acerca de los resultados de su gobierno en la Ciudad de México, como de su pasado político y de las filtraciones que la relacionan con propiedades no declaradas y paraísos fiscales. Una y otra vez, con su voz o su pequeña pancarta, aseveró que Claudia miente.

Por cierto, misma acusación que hacen contra Andrés Manuel López Obrador los críticos a su gobierno, utilizando las propias cifras oficiales y los hechos evidentes, que el mandatario ha convertido en controversiales desde sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional. La respuesta de Sheinbaum, fue negarlo todo, agregando que ya había dado explicaciones al respecto y prefería dedicar su tiempo a exponer sus propuestas y destacar los logros del actual gobierno.

Sheinbaum Pardo cumplió con lo que había anticipado, y con ello con el presidente Andrés Manuel. Habló de los logros de la cuarta transformación, incluyendo los de su gestión al frente de la capital de la República. Presumió indicadores macroeconómicos, propios de la economía neoliberal, pero presentados como resultados para el bienestar, en favor de los pobres. Los precios de la gasolina, el aumento al salario mínimo, los programas asistenciales para la redistribución de los recursos y las obras estratégicas del presidente fueron sus principales banderas, para luego insistir en que llevará adelante la construcción de un segundo piso de la 4T.

Evadió confrontarse con la candidata opositora, aunque su molestia era visible, notoria. En algunas ocasiones, como respuesta, calificó a Gálvez Ruiz como corrupta representante del PRIAN y conminó a su adversaria a presentar denuncias y pruebas. Aun con un gesto adusto, guardó la compostura.

Por su lado, Jorge Álvarez Máynez quien, por razones afectivas y recomendaciones mercadotécnicas, insiste en quitarse su apellido paterno al promocionarse electoralmente, a fin de hacerse llamar “Jorge Máynez”, a diferencia de la vez anterior, ahora no llamó tanto la atención. Usó hasta donde dieron sus capacidades para aprovechar sus minutos al aire. Recordó su contribución legislativa y reprochó a Morena el no tener voluntad política para aprobar las iniciativas que su partido presentó y siguen pendientes de dictaminarse en la Cámara de Diputados.

Puede que Máynez sostenga las preferencias que tiene a su favor, pero no veo elementos como para que logre acrecentarlas en estos días. Merecerá la pena hacer un ejercicio de reflexión sobre la utilidad real que puedan representar los votos a favor de su candidatura, pero eso ya lo haremos más adelante.    

Ya veremos en estos días de posdebate cuáles son los mensajes que logran trascender a las dos horas de encuentro de las candidatas y el candidato. Sin embargo, ahí están dos de los señalamientos directos: se dicen entre ellas que una miente y la otra es corrupta. Y, como decía el buen Nino, ¿y usted qué opina?

Y para iniciados:

Hablando de debates… todavía están a tiempo las candidatas al gobierno de Morelos para pensar si participan en el segundo debate organizado por el IMPEPAC, planteado como obligatorio, aunque nada las obligue realmente a presentarse. Si Margarita González Saravia mantiene su postura de no acudir y las otras dos, Lucía Meza Guzmán y Jessica Ortega de la Cruz, sí lo hacen, la candidata de Morena no sólo perdería la oportunidad de contrastar sus propuestas con las de sus adversarias, sino quedaría en un estado de vulnerabilidad frente a los señalamientos que seguramente recibiría, sin poder responder en el momento y eso podría ser costoso para sus preferencias electorales.

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