En los tiempos de plenitud del partido hegemónico, cuando la aplanadora electoral y la maquinaria estatal funcionaban con la articulación y precisión de un reloj suizo, las oposiciones y las voces discordantes venían desde adentro. La oposición formal de aquella época, como la de hoy, jugaba su papel en forma marginal, sin posibilidades reales de … Continúa leyendo